I'm Fine

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La luz jamás me había resultado tan molesta como hasta ahora, siento dolor en todo el cuerpo ¿Qué carajo me paso? trato de incorporarme y un mareo se apodera de mi, me drogaron, siento la boca reseca, volteo al sentirme observado, alrededor de veinte hombres están parados viéndome como si fuera una maldita presa, me siento como un experimento, mis instintos me ponen en alerta, me doy cuenta de que estoy en un camastro, nada cómodo por cierto, sin embargo no veo por ningún lado a ZhouMi o a Zico, al intentar levantarme los sujetos me apuntan con unas lanzas, levanto las cejas.

- ¡Quién mierda son!

Mi grito sale y siento ardor en la garganta, son demasiados, no podré hacer ningún hechizo, sus ojos estan expectantes en cada uno de mis movimientos, maldita sea estoy atrapado, de repente escucho un parloteo, sin duda esa voz es de....Zhoumi, puedo ver que lo traen con las manos atadas, me doy cuenta que no es cualquier soga, es barba de Merlín, por todos los dioses, quienes son estos tipos, la cabeza me sigue dando vueltas, me siento acorralado, de pronto entra él, se siente una tranquilidad y paz conforme da un paso tras otro, su ropaje es tan blanco que mis ojos arden, no logro ver su rostro, viene custodiado, uno de los hombres con lanza le habla en un idioma muy antiguo que no logro entender, una vez más me siento en desventaja, trato de mostrarme impávido y doy una sonrisa ladina.

- Ven conmigo -. Su rostro muestra una enorme parsimonia.

- ¿Quién carajo eres tú? -. Suelto con desagrado.

Una bofetada hace girar mi rostro, el ardor se hace presente, me abalanzo contra el imbécil que ha osado golpearme, la mano de ese ser inmaculado me sujeta y hace un movimiento con la cabeza indicando que no lo haga.

- No vuelvan a tocar a este hombre -. Suelta con un tono impasible.

- ¿Quién mierda eres tú? -. Suelto con ira por segunda vez, un torrente de emociones se arremolina en mi ser, necesito respuestas ya, la paciencia no es una de mis virtudes.

- Ven conmigo YoonGi -. Dice con tanta familiaridad que me asusta.

Abro la boca pretendiendo dar réplica pero nada sale de ella, simplemente lo sigo, la tensión que se percibía se ha esfumado, al parecer ya no me consideran un peligro, es extraño el ambiente que me rodea ahora, es inefable mi sentir, al ir cerca de este hombre un olor a sándalo inunda mis fosas y un camino de piedra nos conduce hacía una pequeña habitacion de madera, pude percibir en el andar varias plantas y árboles frutales, un hermoso árbol de cerezo llamó mi atención, es quien da sombra a la caseta, una vez que hemos pasado el umbral pude ver que en el medio del cuarto hay dos almohadillas y una pequeña mesa, él se sienta en uno de los cojines y hace un ademán para que tome asiento, uno de los tantos hombres entra con una bandeja y en esta hay una tetera para infusión y dos tazas, el anciano agradece con una reverencia, toma la bandeja y comienza a preparar la infusión que huele a frutos rojos.

Todo está tan calmo, que me inquieta, él ni siquiera me mira, sólo está ahí como contando cada maldito segundo para que el té este listo, verlo así sin emoción alguna y con el rostro relajado y pacífico hace que el nerviosismo quiera apoderarse de mente, a pesar de que he mantenido mi sentir sólo para mí, lo observo tomar las tazas y vertir en ellas el humeante líquido, mentiría si digo que no quiero, ahora mismo estoy en los zapatos de un sediento que se ha perdido en las dunas del Sahara, sin embargo me conozco y el orgullo que hay en mi no me permitirá aceptar el hidratante que tanta necesito.

- Bebe, has estado dos días sin beber y comer -. Mis ojos casi salen de su cuenca al escuchar semenjante afirmación, me da una mirada que solo un padre le daría a su hijo.

- ¡¿Pero qué mierda dices?! ¿Cómo que llevo dos días inconsciente? ¡¿Con qué me drogaron tus malditos sirvientes?! -. Me levanto con los puños ya blanquecinos de la fuerza que ejerzo, un mareo me hace tambalear, es por eso mi debilidad, estoy famélico.

My Perfect Hell Donde viven las historias. Descúbrelo ahora