Nada, vacío.

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Hay veces en las que me vienen pensamientos algo peculiares, no sé si hacerles caso o sólo ignorarlos, a veces me siento inútil porque no hago las cosas bien o a alguien no le parece.
Es como si tuviera dos personas dentro de mi; una parte es tierna, colorida, animada, en cierto punto alocada y de vez en cuando tira la casa por la ventana.
Luego viene la otra parte... Ella es callada, muy metódica y piensa en todo, reservada, misteriosa y goza del silencio, es la parte de mi madurez y mi cordura. No sé cómo hacer que ambas partes puedan fusionarse y que puedan convivir en armonía. Puede haber momentos en los que río, me siento feliz, me siento en paz y alegre, pero, conforme la risa disminuye los sentimientos comienzan a irse uno a uno.
Empieza la duda, la inseguridad, todo se queda en silencio... Miro a mi alrededor y nada, no hay nadie.
Me pregunto, ¿Por qué estoy sola? ¿Por qué nadie se queda conmigo? ¿Tan fácil soy de reemplazar? ¿Acaso no soy suficiente? ¿Por qué hecho todo a perder?... ¿¡POR QUÉ!? ¿¡POR QUÉ!? ¿¡POR QUÉ!?....
La desesperación sale de mi para dar espacio a la tristeza, se siente como si no pudiera respirar, siento dolor, pesadez en el pecho, una opresión, mi cabeza comienza a doler, comienzo a ahogarme en mi propio llanto, el aire que no llega.... Silencio, sólo eso hay, silencio, nada, tranquilidad, mi cuerpo flota entre estrellas y un mar oscuro, un universo lleno de mil y un colores, luz, el frío toca mis mejillas y acaricia mis extremidades.

Nada... ¿Será acaso eso lo que quiero sentir? No, quiero quitarme esa opresión del pecho, quiero dar cabida a la alegría, quisiera quitar todas las preocupaciones, sentir chispas dentro de mi pecho, chispas que irradian luz dentro de todo mi ser y que llegue hasta lo más recóndito de mis entrañas, quiero sentir cosquilleos en mi estómago, sentir que mis mejillas se ruborizan y mis extremidades hormiguear.

Algo que sentir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora