El salón, la iluminación, la mesa de regalos, cada pequeño detalle estuvo meticulosamente planeado; ese día sería perfecto. Todos sus familiares, amigos y conocidos más cercanos se encontraban en el lugar, vistiendo sus mejores ropas; aguardando el inicio de la ceremonia. Se abrió paso a través del pasillo, vestido con un elegante traje blanco mientras la marcha nupcial sonaba de fondo. Levanto sus orbes heterocromos y los dirigió a ese enorme hombre que le esperaba al final del pasillo y lo miraba con tanto amor. Atsushi era el amor de su vida, de eso no tenía la menor duda.
—Murasakibara Atsushi, ¿Aceptas a Akashi Seijuro, en la salud y en la enfermedad; en la riqueza y la pobreza; hasta que la muerte los separe?
—¡Acepto! — exclamó al instante.
—Akashi Seijuro ¿Aceptas a Murasakibara Atsushi, en la salud y en la enfermedad; en la riqueza y la pobreza; hasta que la muerte los separe?
—Acepto.
Sus labios se fundieron en un pasional beso al tiempo que todos los invitados aplaudían el acto. Ese fue el momento en el que su amor se terminó de consumar, el momento en que comenzarían una nueva vida juntos.
A partir de ese día serían ellos dos, sin las presiones de la familia Akashi, sin el hostigamiento de los hermanos de Murasakibara; solo ellos, por el resto de sus vidas.
...
Cerró la puerta de la habitación muy sigilosamente, evitando hacer cualquier ruido. Una vez lo logró caminó escaleras abajo directo a la cocina, tomaría un poco de pay de limón antes de ir a dormir. Viró en el pasillo y divisó esa inconfundible cabellera rojiza. Akashi estaba de pie junto a un gran mueble de madera que lucía entre otras cosas las fotos familiares; el marco que sostenía el pelirrojo era la fotografía de su boda, aquella foto tomada hacia casi ocho años. Ambos habían cambiado desde aquella época, la edad irremediablemente comenzaba a notarse en ambos, pues en sus treinta y siete primaveras sería imposible no lucir una piel levemente arrugada. Aun así, a los ojos de Murasakibara, Akashi seguía luciendo igual de lindo que cuando lo conoció en su primer año de secundaria.
—Aka-chin...— masculló el de ojos púrpura. Seijuro en seguida dejó la fotografía en el mismo lugar y volvió la mirada al mayor. — ¿Tienes hambre? ¿Quieres que prepare algo para cenar?
—No. Atsushi, ya te he dicho que no debes comer tanto por las noches. — dijo con tono impasible.
—Lo sé, Aka-chin me lo recuerda siempre pero no puedo evitarlo... — remilgó.
—Si quieres comer hazlo. Iré a arropar a Yukari y a Momiji — dijo, dispuesto a caminar hacia la escalera.
—No es necesario, los niños ya están durmiendo. —le detuvo. — Aka-chin... quiero que hablemos.
—Estoy demasiado cansado. ¿Podría ser en otro momento?
—Por favor Aka-chin... Solo por esta vez, no me evadas — pidió con tono suplicante.
El pelirrojo suspiro y siguió al de orbes violeta hasta la modesta sala, ambos se sentaron en silencio por un largo tiempo. Se miraban, sin despegar los ojos pero ninguno parecía tener la intención de comenzar la plática.
—¿Que querías decirme Atsushi? — finalmente rompió el silencio.
—Aka-chin... ¿Cuánto tiempo seguirás con esto?
—¿De qué hablas?
—¡Aka-chin! Si crees que no sé qué pasa contigo... no me conoces lo suficiente— dijo con desánimo.
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El mundo vuelve a girar [MuraAka]
Fanfiction"Hoy hablé con las mariposas que viven en mi estómago. Les pedí que revolotearan más despacio y disfrutaran su estancia. Que tienen que parar porque se pueden cansar. No tuve el coraje para decirles que este amor se muere y ellas pronto también des...