Hijos del Sol (Corto)

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Lejos de este tiempo, en un universo, uno de los miles y miles que se encuentran a nuestro alrededor, Rhea, la luna más hermosa y vanidosa de todas, se encontraba sentada cerca de un oasis, cuando de pronto vio que una luz resplandeciente, fuerte y cegadora se acercaba a ella, seduciéndola con su brillo sobrenatural, en ese momento ella se levantó y miró de cerca al origen de la luz y sus ojos brillaron más que nunca al verle directamente, y sus sentimientos ardieron como las llamas profundas de la pasión, su corazón palpitaba tan rápido como las alas de un colibrí; Merak el sol más grande e imponente de todos los soles del universo, estaba allí, viéndola, su respiración era agitada, se acercó más a ella, con miedo de ser rechazado, pero Rhea la luna hermosa, estaba acercándose a el también; cuando por fin sus labios estaban a un solo centímetro de distancia, por fin se acariciaron, luces por doquier, llamas, amor, y de pronto todo se oscureció, los dos amantes se separaron, asustados, Rhea había cometido un error, un error que pagaría con sangre; Deimos la luna sombría había llegado, y había observado a su Rhea, su luna hermosa, besar a la cosa que más odiaba en el universo, su corazón se llenó de irá, rencor, odio, deseos de venganza y dolor, mucho dolor algo que no podía contener por mucho tiempo más, fue entonces que lo hizo, sacó el corazón palpitante de su pecho y cayó al suelo derramando sangre por todo el espacio, formando así a sus hijos, hijos de la sangre, hijos de la ira, rencor, dolor y egoísmo; al ver la escena Rhea no pudo contener sus lágrimas, lágrimas de tristeza, no pudo parar de llorar y sus lágrimas se convirtieron en ríos, mares y lagos; Merak al verla irradió más luz que antes, una luz que no pudo permanecer ahí y se esparció por todo el universo...

--¿Qué? ¿Pero qué me dice eso?-dijo un niño de apenas 11 veranos, de cabello cobrizo, ojos esperanzados y cansados que reflejaban una tristeza inmensa que no podía llegar a ser descrita.

--Es nuestra historia, la historia de nuestro origen, nuestros creadores, tal vez algún día la entiendas-dijo en un susurro una joven hermosa, de ojos color miel que derramaban luz.

Una avalancha de polvo se aproximaba a ellos y tuvieron que ir detrás de una piedra, el calor del desierto los rodeaba y abrazaba con gran intensidad.

--Tenemos que salir de aquí, hay que volver con los demás, esto no luce bien-dijo la joven de ojos miel.

--Yo te sigo-murmuró el niño.

El mundo se caía en pedazos, la vida se esparcía en el viento, los ojos ya no veían paz, o más bien, nunca lo hicieron, el mundo desde que comenzó fue un lugar lleno de odio, irá y venganza, pocos eran a los que les quedaba esperanza, entre ellos estaban la chica de ojos miel, Ariane y el pequeño niño sin nombre que la acompañaba a todos lados.

--Creo que aquí estaremos a salvo-dijo Ariane mientras se escabullía dentro de una cueva; el mundo era diferente, no había vegetación que estuviera dirigida a un solo lugar, todo era una mezcla de todo, por un momento podían estar en el desierto y al otro estar justo en medio de una selva, todo estaba hecho pedazos, gracias a los Misodites, la raza que domina la tierra de los humanos.

--¿Por qué no me cuentas más sobre nuestro origen, Ariane?-dijo el niño mientras jugueteaba con una roca en sus pies.

--Esa es toda la historia, no hay más-dijo con una voz seria.

--Pero... ¡No puede ser todo!-grito desilusionado el niño casi llorando.

--Claro que sí, y lo es-guardo un silencio un momento para asegurarse de que no había nadie cerca y poder continuar su camino- sigamos, antes de que anochezca-el niño la siguió.

La noche era el peligro puro, los Misodites, esas criaturas con una hermosura de otro mundo y ojos rojos como la sangre, salían a dominar cada centímetro de tierra que aún no tenían, les faltaba poco tiempo para tener toda la tierra y a sus pocos habitantes a sus pies.

***

Habían llegado a su "hogar" si es que se le podía llamar así a un montón de piedras acomodadas en circulo para mantenerlos lejos de la vista de todo.

--Ariane-dijo el niño somnoliento por el viaje que acababan de hacer- sobre la historia...-se calló un minuto- significa que nosotros, tu y yo, los humanos, somos...hijos del sol ¿Cierto?.

Ariane se volvió hacia el niño y lo único que le compartió fue una sonrisa..

De pronto todo se volvió oscuro, el día se había ido y la noche tomaba su puesto en el cielo, todos dormían con miedo de que al día siguiente no pudieran despertar.

**

Un sonido estruendoso hizo que Ariane se levantará de repente, tomó su arma, una espada dorada con tallado exquisito y detallado, la que su padre antes de morir, le había heredado y se dirigió hacia su pesada armadura y la puso en su cuerpo rápidamente, recorrió la mirada por todos sus compañeros, probablemente los únicos que quedaban en el mundo, y fue a ver el origen del ruido.

Eran ellos, los habían encontrado.

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⏰ Última actualización: Dec 21, 2015 ⏰

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