La noche era fría y en la estación de tren la humedad se acumulaba en cada esquina. Hacia mucho frío. Seguramente helaría en la madrugada.
Sin embargo, mi palpitante corazón mantenía todo mi cuerpo cálido. Un sudor frío se pegaba a las palmas de mis manos mientras esperaba el resonar de la sirena que anunciara la llegada del tren de las 23:30.
Habían pasado casi ya tres meses desde la última vez que nos vimos, antes de que se fuera a rodar las últimas escenas de Venom. Había sido un proyecto muy importante para él y, aunque la película aún no se había estrenado, ya todo el mundo comentaba cosas sobre él.
Había buenas y malas... yo intentaba quedarme solo con las buenas.
Ansiosa como estaba, vi las luces delanteras de la máquina sobre raíles antes de que esta hiciera su peculiar omatopeya.
El corazón ya no bombeaba sino que saltaba de pura alegría y excitación.
El tren llegó y yo caminé de un lado a otro, intentando divisar a Tom desde el exterior, tarea posible ya que a esa hora de la línea, casi nadie tomaba el transporte público subterráneo.
En una fracción de segundo vi una espalda ancha. Ese era mi hombre.
Corrí sobre el arcén hasta la puerta del vagón en el que lo había visto y tal y como esperaba, ahí estaba él, con un macuto en una mano y su chupa de cuero en la otra.
Salió del tren con sus ojos marrones como el chocolate fijados en los míos y después tiró su equipaje al suelo, a ambos lados de sus pies.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Ven aquí, Baby —me dijo antes de que yo saltara a sus fuertes brazos, los cuales me envolvieron, férreos pero a la vez delicados.
—Te he echado de menos —reí contra su pecho para después alzar el rostro y así poder mirarlo a la cara, a esa cara de ángel con una pizca de demonio en su sonrisa.
—Nena... —acarició mis mejillas con dulzura mientras que el tren comenzaba a moverse de nuevo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Yo rodeé su cuello con mis brazos, poniéndome de puntillas para alcanzar sus carnosos labios, los cuales me recibieron como siempre: ardientes y pasionales, queriendo darme amor pero también un deseo irrefrenable que siempre conseguía prender fuego sobre mi piel.
A la mierda eso de que un beso no significa nada. Si te lo da el amor de tu vida (y uno de los hombres más guapos del mundo), significa todo y te hace sentir como la mujer más bella del universo.
Al menos, eso era lo que Tom me hacía sentir.
Su boca seguía abrazando la mía cuando noté que algo estaba golpeando mi costado derecho. Intenté ignorarlo pero no pude cuando siguió repiqueteando sobre esa zona.
—Ay —gemí, bajando la mirada para soltar un alarido—. ¡¡Joder!! —chillé como una posesa antes de que mi novio comenzara a carcajearse—. No tiene ninguna gracia —me quejé, intentando no reirme una vez pasado el susto.
—Ni tini ninguini grici —la marioneta de Venom en la mano de Tom me contestó con la misma voz del actor pero acursilada.
—Tonto —le dije con cariño, besando su mejilla del mismo modo.
—Sabía que te gustaría el pequeño Venom... pensé que podríamos adoptarlo —empezó a decir mientras recogía su macuto y su chupa.
—Podríamos pero no creo que nadie crea que una cosa tan fea saliera de algo tan bonito.
Tom me paró.
—Hablas de mi, ¿verdad? —preguntó con una sonrisa socarrona.
Desde luego, había vuelto muy contento de finalizar su trabajo. Y yo no podía estar más feliz por ello.
—Por supuesto, ¿qué iba a hacer una simple mortal al lado de Tom Hardy, Dios de dioses? —me burlé, quedándome bajo el abrigo de su brazo izquierdo.
—Baby, cariño... —me besó la coronilla—. No hay nada mortal entre nosotros... excepto él —señaló a la muerta marioneta.
—Desde luego —reí—. Supongo entonces que no nos acompañará por la noche.
Tom se relamió el labio inferior.
—Eso sí que es mortal —me apretó contra él, muy consciente de que nuestros deseos para con el otro eran más que mutuos.
Hacía mucho tiempo que dormíamos solos y fríos. La calidez de otro cuerpo humano, del de Tom, había sido mi único sueño durante esos tres meses y esta noche, por muy tarde que fuera, no pensaba dejarlo pasar.
Él parecía cansado... pero no tanto para rechazar mi propuesta. Es más, parecía que podría saltar sobre mí en cualquier momento.
—Espero que tu media naranja se haya quedado en el rodaje —comenté mientras subíamos las silenciosas escaleras.
—¿Papá Venom? —empujó una de las puertas para dejarme pasar—. No dudes que se moría por conocerte pero lamentablemente tuve que decepcionarlo.
—Ya me verá en los cines —reí, saliendo a la calle para recibir el azote gélido del viento.
Antes me habría rebujado en mi abrigo pero ahora, con un fuerte brazo rodeándome la cintura y manteniéndome contra un cuerpo ardiente, no necesitaba ninguna prenda para refugiarme del frío.
—Me alegra tanto que estés de vuelta... —susurré mientras caminábamos hacia nuestro coche.
—Yo también me alegro, ya empezaba a hartarme del sexo por teléfono —me dio una palmada en el trasero, juguetón como siempre.
—¡Tom! —le pegué un codazo amistoso, recordando todas esas llamadas picantes.
Yo también estaba cansada de ellas pero no dudaría en repetir la próxima vez que él se fuera. Oir sus gemidos por teléfono no era lo mismo que tener sus labios junto a mis oídos pero causaban el mismo efecto, el placer.
—Déjame conducir, hace mucho que me llevan como un saco —tomó las llaves de mi mano.
—Como un saco en los asientos traseros de un Audi A8 —le piqué.
—Yo sólo quiero un trasero —dijo, abriéndome la puerta del copiloto—. Lady Hardy, por favor —sonrió.
Negué con la cabeza a la par que me reía como una niña pequeña. Estaba impaciente por pasar tiempo a solas con él sin tener que compartirlo ni con las fangirls, ni los directores, ni los productores y sin Venom.
♡*♡*♡*♡*♡*♡*♡*♡*♡*♡*♡*♡*♡*♡*♡
Tom Hardy tiene unos labios de lo más sexy. Punto.
¿Habéis visto Venom? ¿Qué tal os pareció del 1 al 10? Comentad!
