18- La versión de Carlos.

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Estoy nerviosa. Me siento no se... ¿incómoda?

- Lo siento Carlos, pero tú y yo no tenemos nada de lo que hablar.

Me levanto con la intención de irme a mi casa y dejarlo ahí sentado pero me agarra del brazo y me lo impide. Me atrae hacia él,  estamos muy cerca, a unos escasos centímetros, y siento que se me acelera el corazón.

- Lo siento mucho ¿vale? Sé que soy un gilipollas y un imbécil,  pero tu te explicaste y me contaste tu versión de la historia. ¿No crees que yo también merezco contar mi versión?

Me gustaría irme, me gustaría negarle lo que esta diciendo. Pero en el fondo tiene razón, y sentir su aliento tan cerca de mi hace que se me bajen los humos. Si esto era lo que quería,  lo ha conseguido.

- De acuerdo. No harás que cambie mi opinión pero si tienes que hablar hazlo.

- Muchas gracias. ¿Te parece que demos un paseo? -se separa de mí,  esta sonriendo y accedo.
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Pasan unos 10 minutos, y sin haberme dado cuenta,  estamos en mi lugar. Estamos en la playa de la T.
Es gracioso, aquí es donde venía a llorar y a sentirme culpable por este chico. Y ahora estoy aquí para escuchar su parte de la historia. Mi historia. Nuestra historia.

Carlos

Desde que hablé con Camila esta mañana llevo pensando que traería aquí a Bea. Este sitio me encanta, me siento bien aqui y seguramente ella lo conoce.

Me alegro de que haya cedido a escucharme. Es difícil para ella. Cree... cree que soy un monstruo. Cree que mi unico objetivo en esta vida es liarme con cualquiera y jugar con todas. Está equivocada.

Llegamos a las rocas.

- Bueno sentémonos por ahí -digo señalando una de las rocas más cercanas a la orilla. Estoy nervioso y sé que el sonido del mar me tranquilizará.-

Cuando nos sentamos la miro. Miro a la persona que tengo a mi lado. Se que ella también está inquieta. La conozco. Se también que está dolida, y que es por mi culpa. Soy yo quien tiene que quitarle ese dolor.

- Entonces, ¿qué es lo que piensas de mí? -soy consciente de que me va a doler. Pero necesito escucharlo para dignarme a decirle lo que debo decirle-.

- Ya te lo dije Carlos.

- Necesito escucharlo otra vez. -se que suena estúpido,  pero se lo digo-.

- Eras mi mejor amigo. Te quería muchísimo. Confiaba en ti mogollón.  Luego, te me declaraste. Éramos amigos, yo estaba bien como estabamos pero en el fondo no entendía como no me podía enamorar de ti. Eras guapo, y buena persona. ¿Lo tenías todo no? Y encima nos conociamos bien. Me dijiste que me esperarias. Yo te dije que tenia dudas, pero me esperarias. Pasó un tiempo, ya nos distanciamos un poco. Te pegabas más con otra gente, con otras chicas. Yo me sentia mal, sentia que no habia aprovechado mi oportunidad. Me llegaban rumores, que si te habías liado con una, que si te habías tirado a otra... Yo en ese momento. En el momento que perdí al Carlos que siempre habia estado conmigo, me di cuenta de que había estado enamorada de ti y no había sido lo suficientemente valiente para admitirlo. Ni yo misma podía decirlo. ¿Tenía miedo? Puede ser. Lo pasé bastante mal. No te lo imaginas. Pero ya te fuiste, no supe nada más de ti. Y te olvidé. Siento que me engañaste. Que éramos amigos y cuando creciste y te entró la vena de liarte con chicas y follar, pues quisiste probar conmigo pero no te funcionó. Eso sí, estuviste a punto. Si hubieras esperado un poco más me habrías conseguido. Pero fui tonta y no me di cuenta a tiempo. Pero, ¿sabes qué?  Me alegro, me alegro de haber sido tan tonta y de haber perdido la oportunidad contigo. Porque me he dado cuenta de la clase de persona que eres. Me alegrode no haber sido una más que cae a tus pies.

No puedo evitarlo. Me he levantado. Me he ido a la puta orilla. No la tengo a mi vista, no puedo consentir que me vea llorar. Joder,  soy un puto subnormal. La rabia me recorre todo el cuerpo y siento la necesidad de deshacerme de ella.  Me pongo de rodillas y le doy un puñetazo a la arena. Me da hasta vergüenza mirarla a la cara joder.

Siento que se acerca. Pone su mano en mi hombro.

- Lo siento. Tú  me lo has pedido. A mi también me ha dolido decirlo, pero por lo menos he sido sincera. -hace una breve pausa y continua- Pero ¿sabes?, después de todo, sigo sin poder creer que te acuerdes de tantos momentos juntos. Y debería odiarte, pero no puedo. Eso es lo que más me jode de todo.

Me levanto de una puta vez, la miro, ella también tiene los ojos llorosos. Es tan putamente adorable, se la ve tan frágil...

- Me toca hablar a mi. -digo firmemente.

Estamos en la orilla, no demasiado cerca para no mojarnos. El mar está revuelto. Y el viento mueve su larga melena. Esta preciosa, como siempre.

- Eramos amigos. No eras una chica como las demás,  tenías algo, tenías una magia y una luz que solamente tu podías radiar. Pintabas de colores mía días grises. Cada mañana que salía de mala hostia por pelearme con mi padre ahí estabas tú,  con tu sonrisa, que sin darte cuenta me salvabas de mi infierno. Pasó el tiempo, y me di cuenta de mis sentimientos hacia ti. Eran puros,  eran verdaderos. Te deseaba, quería estar contigo, pero no te quise poner en una situación incómoda por lo que lo dejé pasar. Te enteraste de lo que sentía por ti, y me dijiste que estabas confusa. Ese día, ese 1 de diciembre, fue el mejor día de mi vida, pensaba que podríamos tener una oportunidad. Yo no te quería forzar a nada, me conformaba con tu presencia y con tu carisma. Pasó el tiempo y pensé que esa oportunidad se había ido a la mierda. Sinceramente no me importó,  no fue por eso por lo que cambie. Estabas en mi mente cada dos por tres,  joder llevaba 4 años colado por ti en aquel entonces. La situación en mi casa estaba cada vez peor, sospechaba que mi madre era maltratada y yo no sabía que hacer, no sabía si matar a mi padre con mis propias manos, denunciarlo o que se yo. Un día llegué de mala ostia al Instituto, y ahí estaba Megan. Pagué toda mi rabia con ella hasta liarme en el baño del Instituto. La cosa no llegó a más, fue la primera vez que hacía algo así y no sé,  era raro. Pasó el tiempo y cuando me quise dar cuenta, te había perdido a ti, yo no hacía nada más que estar con tías,  las utilizaba a modo de escape. Odiaba la situación que había en mi casa y me lo ponían a huevo. Me sentía como un puto idiota porque te echaba de menos, y más de una vez pensaba en ti mientras... La cosa es que bueno, ya sabes que es lo que pasa después,  me fui con mi hermana y mi madre y tal... pero lo importante es que nunca, jamás me olvidé de ti. Cada semana le preguntaba a Camila por ti. Hablábamos mucho y me ayudó bastante. Te echaba de menos pero no podía acercarme a ti pues yo sabía en el fondo que la culpa de que nos hubiésemos distanciado era mía. -hago una breve pausa para tomar aire. Bea me sigue mirando, no ha apartado la mirada de mis ojos desde que empecé a hablar, decido terminar.

- Bea, si yo hubiese tenido la más mínima idea de que tu sentías algo por mi, te juro por lo más sagrado que jamás me habría comportado como hice. En mi puta vida lo habría echo. Muchos días me arrepntia de lo que hacía y pensaba que estaría mejor hablando contigo que en una esquina de la calle con una, pero tomé el camino fácil y no me quedé contigo.
Me arrepentí muchas veces, ya te lo he dicho, estaba enamorado de ti, y sin que te dieses cuenta estaba pendiente de ti. Sigo enamorado de ti aunque no lo creas. No te he podido olvidar nunca. Lo tengo más presente que nunca, no puedes salir de mi puta cabeza Bea. Y cuando el otro día me dijiste que tu lo estuviste de mi... no te puedo ni explicar lo que sentí.

Deja de mirarme, tiene una expresión rota. La conozco, pero ahora soy incapaz de averiguar que pasa por su mente, seguramente sacó hacia mi. Ya no me está mirando, mira hacia el mar.

Me pongo delante de ella, le cojo las manos y expulso lo último que tiene mi corazón guardado. Ahora soy yo el que siente su respiración agitada, se que lo está pasando mal, yo también.  Le suelto una mano para poder cogerle levemente la barbilla y obligarla a mirarme a los ojos.

- Siento muchísimo que hayas tenido que pasar por lo que has pasado por mi culpa. Mi único deseo es volver a atrás y arregalar todo lo que hice, se que no puedo. Ya he cumplido y te he contado mi versión. Te quiero Bea,  nunca lo dudes. Lo siento.

Si Te Atreves, No Me Sueltes. (Sin acabar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora