Diario de tres semidiosas, de aquí al Olimpo

Un semidiós nuevo y un instituto extraño

Hola mestizos:

Bueno hoy nos han mandado a ayudar a encontrar a un mestizo nuevo para llevarlo al campamento sano y salvo. Tiene nuestra misma edad y se llama Logan Brown. Tenemos que buscarlo en instituto de Chicago, pero esta vez pero esta vez no fui con las de siempre, fui con Grover y con la hija de Atenea. Cogimos un avión para llegar al instituto Derfel( menudo nombre), el instituto era un tanto extraño, porque era gigante y tenía poquísimos estudiantes, a la vez estaba en las afueras de la ciudad y en medio de un bosque que daba muy mal royo. Fuimos a preguntar al despacho del director por Ferguson, un sátiro espía que enviamos hace unos meses para que vigilara al mestizo, pero antes de que dirigiera nada el director el sátiro nos abrazó por detrás dándonos tal susto su nos hizo gritar aterrorizadas. Él nos contó lo que sabía de Logan Brown, decía que era  deportista y a la vez muy inteligente. Nos acercamos a él, y empezamos a hablarle para que ganara confianza y así explicarle que es semidiós, que tiene que venir con nosotras al campamento mestizo y que en el camino se lo explicaríamos todo. Pero saliendo nos dimos cuenta de que ningún monstruo nos había atacado y ya atravesando la puerta yo noté un olor extraño y disparé mi espada hacia atrás matando de un golpe al monstruo que nos seguía. Todos me miraron sorprendidos. El viaje se nos hizo a todos eterno excepto a la hija de Atenea que se pasó todo el tiempo hablando con Logan de un montón de cosas, parecían muy unidos casi sin conocerse. Luego ella le miró con una mirada que entendí al instante, pensaba que el podría ser hijo de Atenea lo que la

decepcionaría  a grandes escalas, porque le hacia tilín y eso lo ve hasta un ciego. Cuando llegamos todos nos estaban esperando. Quirón mandó a Annabeth a que le enseñara el campamento pero Logan se dio la vuelta y señaló a la hija de Atenea para que ella le guiara. A Quirón le dio igual y la hija de Atenea empezó a mostrárselo todo. Le mandamos a la cabaña de Hermes mientras no supiéramos de que Dios era hijo. Ya d noche la hija de Atenea y yo les contamos a la hija de Apolo y a la hija de Afrodita lo que había pasado, no sin un helado azul entre las manos, jajaja. Luego yo escribí  el nuevo amorcito de la hija de Atenea y ella se puso roja mientras me decía que parara pero ni caso, jajaja.