La carta de un padre que no escuchó.

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Querida hija:

Miramos el cielo todas las tardes reviviendo el hermoso recuerdo de tus ojos y tu sonrisa, sabemos que estás ahí mirándonos con esos azules ojos tan hermosos, a veces creemos que con el viento se escucha tu dulce voz.

¿Piensas venir a visitarnos?

Cuando el sol car y empieza la noche siempre creemos que aun estas con nosotros después recordamos y caemos en la dura realidad de que ya nunca más vas a estar con nosotros en la mesa, que ahora solo van a ser dos platos. Desde que te fuiste tu cuarto ha permanecido intacto, tu silla no volvió a ser usada. Nos gusta pensar que estás en tu cama acostada rodeada de libros y durmiendo plácidamente.

Tus ojos azules aún se reflejan en el espejo cuando me miro, tu ida me dejó mal, NOS dejó mal pero no podemos hacer nada más que aceptarla.

Sonreímos por tu dulce recuerdo, sonreímos porque eso querías que siempre hiciéramos...Seguimos adelante por ti, mi adorada hija, porque tu harías lo mismo.

Tal vez lloramos porque ya no te escuchamos reír, tal vez lloramos porque ya no contestas los llamados, tal vez lloramos porque no escuchamos los pedidos de ayuda a su debido tiempo, tal vez lloramos porque nos sentimos los peores padres del mundo.

Haberte perdido fue como haber perdido una gran parte de nuestra alma.

Sinceramente haberte perdido nos está volviendo locos.

Te amará siempre.

El padre que no escuchó.

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⏰ Última actualización: Feb 12, 2019 ⏰

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