No siempre el primer encuentro tiene que ser perfecto

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Dejando de lado el pasado, me levanto de mi encantadora cama, para así prepararme para el no tan encantador primer día de clases.
Al poner el pie en el suelo, siento una corriente eléctrica por toda la espina dorsal cuando noto el frío suelo rozar contra mi piel. En ese mismo instante, me entra una pereza inmensa, pero me digo a mi misma que no puedo faltar el primer día. Y si, yo soy de esas personas que piensan que para el primer día tienen que ir implacables. Puede que sea irresponsable o olvidadiza, pero me gusta dar una buena impresión. Al cabo de un rato ya me encuentro en el baño lista para lavarme la cara y hacer mis necesidades.

Al acabar de desayunar, me dirijo para el armario y lo abro, a la vez que se escucha el pequeño chirrido que hacen las puertas de madera desgastadas al abrirse. Escojo el conjunto que me pondré, que es una blusa suelta blanca, junto a unos jeans azules y unas fila. Después, me perfumo un poco y me hecho un poco de base para tapar algún rastro de imperfecciones faciales. Me rizo las pestañas para darles un mayor volumen y, por último, repaso con un brillo labial mis finos labios. Recargo la mochila en uno de mis hombros y me dirijo hacía la puerta. Pero, antes me despido de mi hermana mayor Talía, advirtiendole que si no se da prisa, llegará tarde y después, con un sonoro beso en la mejilla a mi madre. Cuando me encuentro bajando las escaleras, saco mi teléfono del bolsillo de la chaqueta y le envío un mensaje a mi amiga Jennie informandola de que ya estoy saliendo, para encontrarnos en nuestro punto. Al llegar a las máquinas, miro para la izquierda, sin rastro de ella. Pasado unos minutos, recargo mi mochila otra vez en mi hombro y observo la hora en mi teléfono, las 7:50am, como no se dé prisa me da a mí que llegaremos tarde. Pero, a pesar de que se me acumulaban pensamientos como aquel, decido desviar mi vista hacía en frente, encontrándome con la tardona de Jennie.

-Hey, ya comenzaba a pensar que me ibas a dejar plantada -me llevo una mano al corazón, sarcásticamente dolida-.

-No te pienses que te vas a librar de mi tan fácilmente -codeo su hombro con el mío, junto a una traviesa sonrisa que hizo que las dos nos riéramos-.

Estuvimos todo el camino al instituto contándonos anécdotas del verano o simplemente, lo que se nos venía por la cabeza. Jennie a veces puede ser muy habladora, pero a la hora de escuchar y dar consejos, es la mejor.

Cuando por fin llegamos, empezamos a buscar alguna cara conocida... pero nada, hasta que, al fondo de toda la gente, me limité a ver a Sehun. Él es amigo nuestro desde que empezamos la secundaria. Al verlo, cogi a Jennie de la muñeca y la arrastre hasta llegar donde se encontraba con su hermana menor, Krystal. La verdad es que, estar con ellos me hacía creer que tenía otra familia, otros a quienes le importaba sin tener el enlace familiar y no se veían comprometidos a pasar el rato conmigo, porque es así como lo veo yo, una carga para mí familia. Pero, apartando esos desanimados pensamientos, le sonreí y le dije lo mucho que lo había extrañado. Aunque, ya nos hubiéramos visto algunos días de verano.

Y como no, el tardón de mi mejor amigo apareció entre la multitud de gente, asustándome con su excepcional agarre de caderas que me hacía cosquillas. - Joshua... - intente pronunciar ante el ataque de risa que me provocaban sus manos en mis caderas. -Así conseguiremos llamar la atención de todos- me quejé, porque algo que no me gustaba para nada, era llamar la atención. Normalmente, estar desapercibida entre las centenas de alumnos era lo mío. Entonces, cuando pensé no poder parar de reír, vi pasar por nuestro lado a Kim Namjoon. Me gustaba desde el año pasado y verlo, justo a mi lado, dedicándome una sonrisa divertida fue lo único que necesité para que mis neuronas volvieran a funcionar y alejar las manos de Joshua de mí. Lo vi adentrarse al patio, junto a su grupito de amigos que eran; TaeHyung, él más sociable entre ellos, luego HoSeok, que es él más alocado del grupo, después va Yoongi, dicen que es él más serio, aunque su mirada suave dice todo lo contrario. En cuarto lugar esta Jimin, el más bajito del grupo. No negaré que su forma de ser es bastante adorable, aunque, cuando lo ves jugando básquet te aseguro que el concepto sexi se le queda corto. A un lado de Jimin, se encuentra Jin, que es conocido por sus chistes malos. Detrás de este se encuentra JungKook, uno de los más tímidos del grupo junto a Namjoon. Todos ellos tienen 17, mientras tanto, Jungkook es un año mayor que yo y menor al de ellos.

La vie en roseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora