Touch as we circle the world.

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"Hoy no es mi día" pensó Nuria mientras intentaba tapar el sabor de las tostadas quemadas con un trago de zumo. Esa no era muy buena forma de empezar el día, la verdad, pero no tenía tiempo de hacerse otro desayuno, pues ya iba tarde. Colocó los platos, cubiertos y vaso en la encimera. Ya tendría tiempo de limpiarlo cuando volviera de trabajar. Hoy era un día muy importante: hoy se acababa su período de becaria en el departamento de redacción de MTV Londres y de ella (y de los resultados de su trabajo) dependía si le hacían un contrato o no. Con el estrés corriendo por sus venas, cerró la puerta de un portazo y bajo las escaleras a toda prisa, no sin tambalearse un par de veces. La línea de metro que ella utilizaba todos los días estaba en reparación, por lo que, en cuanto vio un taxi, salió apresuradamente detrás de él para no perderlo. Cuando se disponía a abrir la puerta, reparó en que al otro lado del vehículo había un chico de ojos verdes que también pretendía subirse al coche. Rápidamente se metió en él y cerró la puerta.

-A Hawley Crescent. Rápido, por favor.

¿Quién había dicho la dirección a la que iba Nuria si de su boca no había salido? Lentamente y con la boca abierta se giró para mirar a aquel desconocido cuyo destino era exactamente el mismo que el suyo.

-¿Qué...? ¿Vas al edificio de...? - la lengua se le trababa. ¿Por qué le empezaban a sudar las manos? Nuria no tuvo que decir nada, pues alguien se le adelantó.

-¿A MTv? Si, tengo una reunión. ¿Tu también vas allí? - tras la confirmación gestual por parte de Nuria, prosiguió - Pues si que es casualidad que hayamos cogiod el mismo taxi y que vayamos al mismo sitio. Uy, perdona. ¡Qué maleducado soy! Me llamo Nathan.

-Nuria - dijo ella mientras le estrechaba la mano automáticamente.

Tras la presentación, se hizo un silencio incómodo. Incómodo para el taxista, pues Nathan contemlaba de reojo a Nuria y viceversa. Cuando uno pillaba al otro mirando, ambos soltaban una carcajada indiscreta.

Al llegar al destino compartido, Nathan se insistió en pagar el servicio del taxista pero Nuria se le adelantó.

-Bueno, pero al menos me dejarás invitarte a comer, ¿no? - dijo él guiñando un ojo con encanto. Nuria no pudo resistirse y, tras aceptar, cada uno se dirigió a una parte del edificio diferente.

Nuria se pasó la mañana leyendo críticas a su sección por parte de los fans y subscriptores. Tras tener una pequeña charla con el director de la redacción, quedó en mandarle un email con la decisión final. Se disponía a recoger sus pocas pertenencias que tenía ensu mesa de trabajo cuando se dio cuenta de que era la hora de comer. "Bueno, ya vendré mañana a recoger".

Tuvo que compartir el ascensor con un hombre vestido con un traje marrón y colonia barata. Menos mal que solo tenía que bajar dos plantas. Cuando llegó al pasillo de publicidad, preguntó en el mostrador. Nathan estaría en el estudio de grabación 27. Se dirigió hacia allí con determinación, no sin antes pasar por el baño a comprobar que no tenía nada en los dientes ni papel enredado en los zapatos. Llegó a la puerta y se paró en seco.

Aquella sala emitía una melodía armoniosa y una voz masculina la acompañaba. giró sobre sus talones y apoyó la espalda en la puerta para escuchar más atentamene. De repente, notó que se caía pero alguien la agarró para que eso no sucediera. 

-¿Qué haces dormida en la puerta? - dijo Nathan entre risas.

- Había escuchado a alguien cantar y para escuchar mejor me había apoyado. y.. no estaba dormida - dijo rodando los ojos de lado a lado.

- ¿Te ha gustado?

-¿El qué? - Nuria se había quedado mirando sus hermosos ojos verdes (a juego con su vestido) que la contemplaban.

- La canción. ¿Quieres oirla desde dentro?

Fue una invitación que no pudo denegar. Una vez dentro, se colocó al lado de Nathan para escuchar atentamente.

        Baby come over here, I just gotta tell you something, something.

Nuria no podía dejar de mirar los labios de Nathan.

        There's nothing left to fear. There's nothing that can hurt you, nothing.

Esta vez, Nathan estaba cantando a capella. Más despacio y con más sentimiento.

        We could take on the bodies of angels, away from everyone.

Nuria tenía la sensación de que era una invitación real. Un mensaje dirigido hacia ella. Sólo hacia ella.

        Touch as we circle the world. You and me, on the run.

Nathan termina de cantar la estrofa y mira con una sonrisa dibujada en su semblante a Nuria, que está igual que él. Ambos ríen y salen juntos a las calles de Londres.

Deciden entrar en un restaurante elegante pero acogedor que hay en la esquina de esa misma calle. Se sientan en una mesa con vistas a la calle, y piden la bebida y los primeros platos. Se pasan la comida entera hablando sobre sus trabajos, riendo, contando anécdotas, pasandolo estupendamente bien.

Cuando llega la hora del postre, Nathan le propone a Nuria ir a su casa. En su barrio hay una heladería de un familiar suyo y, según él: "tienen el mejor helado de la ciudad".

Nuria, con su helado de dos bolas y Nathan con una tarrina, entran por la puerta de la casa de él. Es un pequeño apartamento con dos habitaciones, dos baños, cocina y salón. Lo normal. Pero hay algo que se salía de la normalidad: la azotea que se situaba en la parte de arriba del apartamento. 

- Subo aquí cuando nnecesito pensar, plantearme cosas importantes, tomar decisiones.

- Si yo viviera aquí, me pasaría todo el tiempo aquí arriba. Me apuesto lo que quieras a que se ven las estrellas desde aquí perfectamente.

- Pues si, la verdad es que si - dice Nathan, acariciándose la nuca nervioso - Oye, no quiero parecer atrevido, pero... ¿Quieres pasar aquí la noche? Para ver las estrellas, digo. Parece que es algo que te entusiasma.

- Si, me apasionan. Y si, me encantaría quedarme.

- Wow. Si que se ven bien desde aquí - dijo Nuria, tumbada sobre una manta que habían colocado en el suelo - Son preciosas.

Nathan, tumbado a su lado, se acerca a ella y colocando cuidadosamente la mano en la cara de Nuria para que ella se girase, la contempla unos segundos.

- Tú eres preciosa.

Ahora es Nuria quien se aproxima a Nathan, contemplando sus hermosos ojos verdes. Con sus labios a escasos centímetros, se detiene.

-¿Ocurre algo?

- No, solo quería recordar este momento para luego poder acordarme de él.

-No hará falta. Repetiremos esto todas las noches.

Y Nathan cogió impulso y unió sus labios con los de Nuria. Una sensación de tranquilidad y a la vez, de excitación se apoderó de ellos. Nuria se giró hacia él, para quedar encima de él. Ambos sonrieron, y siguieron con un festival de besos y caricias que se prolongó drante la madrugada y terminó en la mañana.

     

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2014 ⏰

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