Y así conocí a su madre

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La noche caía en aquella ciudad, los animales estaban dispuestos a dormir,  todo era tranquilidad y calma... Todo menos en una casa. Cerca del bioma frío, se encontraba una casa mediana, una familia no muy grande, era la que habitaba, dos pequeños cachorros de zorros jugaban en la habitación más grande del hogar, ambos, eran zorros rojos con dos años de diferencia, el mayor poseía unos bellos ojos verdes esmeralda y el otro los tenía azules, mientras sus hermanos jugaban la más chica del hogar, de apenas 3 años, se acurrucaba en la cama de sus padres, ella era una tierna zorrita ártica, había heredado todas las facciones de su madre.

- Muy bien trío de traviesos, ya es hora de ir a la cama- habló por fin su padre, quien entró a la habitación para llevarse a sus crías a sus respectivos cuartos. Al verlo los tres pequeños comenzaron a replicar.

- Su madre llegará tarde hoy y ya saben que se enojará si los ve despiertos a los tres

- ¿Al menos nos podrías contar una historia antes de dormir? - la voz de su pequeña hija se hizo presente

- si, cuentanos algo para dormir- replicó Frank su hijo mayor

- esta bien... ¿Y que historia quieren que les cuente?

- cuentanos esa historia, donde conociste a mamá

Nick quedó pensativo ante la propuesta de su hijo Louis, realmente no estaba preparado para contar sobre aquel día de como conoció a Skye.

- ¿Realmente no prefieren que les cuente sobre el caso de los aulladores? O ¿De aquella vez que casi atrapo al "desmembrador"? O...

- ¡No! ¡Queremos saber como conociste a mamá!- volvieron a replicar los pequeños

- Bueno, bueno... Ya que, verán, no es una historia que me enorgullezca contar, pero si insisten, trataré de que no suene tan extraña, todo sucedió hace un par de años atrás, antes de que Frank naciera...

( 8 años antes)

Era el día de San Valentín, las calles estaban rebozando de tanto amor y dulzura que parecía que en cualquier momento el aire se volvería de azúcar y miel, las empedernidas parejas salían a disfrutar el bello día, todos parecían alegres, menos un zorro. Había despertado de un pésimo humor, todo parecía ir en su contra, ya que desde que despertó, este se cayó de la cama, la regadera dejó de funcionar en medio de su baño matutino, su desayuno se le había quemado y por si fuera poco, llegó media hora tarde al trabajo, todo por culpa de un desfile del ridículo día de San Valentín.

Maldecia a diestra y siniestra, toda esa  melosidad no era bien recibida por el zorro, para él, San Valentín solo era una excusa para despilfarrar el dinero, si amabas a alguien de verdad, tienes los 365 días para demostralo, no un solo día donde tú regalo terminará en la basura en un par de horas.
Además, el corazón de Nick, ya estaba roto, Judy no correspondió a sus sentimientos, para él era una tortura ver a tantas parejas juntas, esperaba que ambos sintieran lo mismo.

Pero eso no fue lo que agravó la mala suerte del vulpino, oh no, apenas comenzaba su martirio.

En el centro había una feria con la temática de aquella celebración, cosa que exasperó más a Nick, era como si el destino conspiraba contra él, ya que Bogo los había enviado a cuidar y salvaguardar el orden.

- así que tengo que estar parado como tonto en este lugar tan desagradable- le replicó el zorro a su compañera coneja

- vamos Nick, apuesto a que será divertido

- si claro... Muy divertido- respondió con sarcasmo

Si bien la feria estaba tranquila, no tardó en que el ambiente se pusiera tensó, una pareja discutía, Nick tenía que interferir, ya que eran dos gacelas que alteraban el orden del lugar

Y asi conocí a su madre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora