Dulces Besos

¡Feliz Cumpleaños!

No tenía salida. El zorro de la avaricia había sido acorralado y parecía que era su fin.

"Qué pena", pensó mientras se daba la vuelta para encarar a su enemigo, "justo en mi cumpleaños".

Fue entonces que recordó que era inmortal. No sabía las razones por las cuales había olvidado tan importante dato.
Lo único que sabía era que había estado sintiendo miedo todo ese tiempo.
Aquel enorme monstruo cuyo rostro no se observaba debido a la falta de luz lanzó lo que parecía ser su ataque más poderoso contra Ban.

El albino despertó cuando sintió un fuerte golpe en su estómago.

–¡Feliz cumpleaños! –Sonrió un adorable castaño que se encontraba sobre él.

Ban sonrió aliviado. Había sido sólo una pesadilla.

Acarició los rebeldes cabellos de su novio y le agradeció con un dulce y corto beso en los labios.
El albino se relamió los labios. Su novio siempre dejaba un agradable sabor sobre éstos.

–¡Hice esto para ti! –El más bajo se levantó de sobre su novio y fue a por el pastel de manzanas que se había pasado toda la madrugada preparando. Se lo extendió al menor con una sonrisa en el rostro.
–Gracias... –sonrió con ternura mientras un sonrojo invadía sus mejillas. Era la primera vez en mucho tiempo que alguien recordaba su cumpleaños y le daba un detalle por ello.
–Hay más, pero eso es por San Valentín... –le guiñó un ojo, colocando sus manos detrás de él, escondiendo algo.

El albino, impaciente, devoró rápidamente el pastel que le había preparado su novio. Llamó al más bajo con un ademán y una sonrisa coqueta.

Una vez que el castaño estuvo lo suficientemente cerca, lo jaló hacia él, obligándolo a sentarse a horcajadas sobre él.

–¿Qué más hay? –Preguntó con picardía. Frotó suavemente la punta de su nariz en el cuello de su novio mientras inspiraba profundamente. Su esencia le encantaba.
–Eh... –había alcanzado un grado de sonrojo que Ban no había visto antes– e-es... algo para nosotros. –Miró hacia el suelo– Me gustaría que me soltaras para poder dártelo.

El albino rio ante la petición del más bajo.

–¿Te parece si me das algo más antes de soltarte? –Tomó con fuerza la cintura del más bajo para apegarlo más a él. King lo hacía sentir como si nunca estuviesen lo suficientemente cerca. Ban quería más de él. No quería estar sólo a su lado, quería estar unido, fusionado, combinado con él.
–Sólo será un beso... por hoy...

El castaño besó con ternura al más alto, sin embargo, este último estaba encantado con el sabor de su novio, no pudo evitar convertir aquel inocente beso en algo más apasionado.

Dirigió sus manos hacia el trasero del más bajo, aunque no lo azotaba ni apretaba como otras veces, sólo lo acarició.

–B-Ban... –dijo el mayor en cuanto pudo separarse por un segundo.
–¿Sí? –Finalizó el beso con una mordida en el labio inferior de su novio. Lo soltó apenas se quejó.
–¿Podemos tener un día romántico en lugar de uno lascivo? –Frunció el ceño. Quería parecer serio, pero no hacía nada más que verse tierno.

El albino se rio de la reacción del mayor. Lo soltó después de darle un tierno beso en la frente.

–Gracias... –flotó alejándose un poco del menor– toma... –extendió sus brazos para mostrarle al otro lo que se encontraba en sus manos– yo mismo los hice... –sonrió con un leve sonrojo.

Aquello era lo más lindo que Ban había visto en su vida. Al menos así lo veía al ser la primera cosa en la que alguien ponía tanto empeño por él. Sólo por él.

Eran dos collares, la correa parecía ser de algún tipo de cuero y el dije parecía algún hueso o cuerno con forma de corazón. Ambos tenían grabadas sus iniciales.

Los ojos de Ban se cristalizaron, pero logró secar sus lágrimas muchísimo antes de que éstas salieran.

–Gracias... –dijo casi en un susurro. Tomó uno de los collares y se lo puso a su novio. El más bajo hizo lo mismo con él– son preciosos... –abrazó fuertemente a su chico. Luego le besó la frente mientras acariciaba su cabello– es el mejor cumpleaños y San Valentín que he pasado.