Capítulo 3. Familia falsa.

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—¿Lo conoces? —preguntó Kai sorprendido.

—N...no, más o menos, he tenido un encontronazo hace un par de meses —respondió Cornalina abriendo los ojos y mirando abajo hacia la derecha.

—¿Qué pasó?

—Apareció una noche, rodeado de neblina, me golpeó y cuando desperté mi cuarto estaba patas arriba, creo que estaba buscando mi anillo.

—Ahora que lo mencionas, ¿cómo es que tienes un anillo de diamantes? —preguntó Kai.

—Diamante —corrigió Rubí—, solo hay uno, el resto son esmeraldas. Y respondiendo a la pregunta es una reliquia familiar.

—¿Un diamante rodeado de esmeraldas? Me suena de algo —habló el director haciendo memoria.

—Imposible, lo hizo un ancestro mío para simbolizar el amor que le tenía a su esposa, no se ha visto en ningún libro de historia y menos aún le han hecho fotos, con mucho respeto le digo que es imposible que lo conozca —recalcó poniendo la mano sobre la mesa sobresaltando a los ninjas y al propio director que dejó caer el móvil del susto.

—L...lo siento señorita, me ha...habrá recordado a otra cosa —se disculpó asustado por la mirada severa de la joven.

—Lo siento yo por mi tono de voz, no fue la más apropiada. Le mandaré la dirección de mis parientes en cuanto les haya informado de la situación. Kai, ¿me dejas tu móvil de nuevo? —habló en un tono más suave abriendo la mano en espera del dispositivo.

—¡Ten, cuidado no lo tires al suelo! —pidió temiendo por su precioso móvil de cinco cámaras.

—De nuevo gracias por ayudarme —agradeció el director.

—No es nada —respondió Rubí con una sonrisa—, yo me iré para hablar con ellos, adiós chicos —se despidió de los ninjas yéndose del taller. 

—Es un poco extraña —opinó Jay ganándose una mala mirada de los demás.

—Es una niña, Jay, y no está acostumbrada a este tipo de situaciones, es normal que actúe así —defendió Lloyd—, creo. Da igual, debemos centrarnos en buscar al ladrón. Zane, ¿podrías hacer un retrato robot de Iurame?

—Necesitaría una descripción más detallada pero si no hay problema.

El director asintió pensando que era buena idea, les describió de nuevo al ladrón esta vez con mayor número de detalles como la forma de la cara, el tono de piel o la estructura de su rostro. Zane hizo varios retratos que fueron descartados uno por uno hasta dar con el más parecido a lo que vio el director del museo. Lloyd se retiró en cuanto terminaron la videollamada, tenía la sensación de que algo iba mal con Rubí, se había ido enfadada del taller lo que despertó la preocupación de Lloyd, el único que notó su mano temblando de rabia. Caminó a la sala más amplia del monasterio: la sala de entrenamiento, la tormenta había empeorado fuera, no llovía, sin embargo el viento parecía soplar en todas direcciones a la vez revolviéndose formando pequeños torbellinos de aire.

—¿Rubí? —no estaba ahí, la sala estaba completamente vacía, entonces ¿en dónde podría estar? solo había un lugar a parte de ese en el que se iría a pensar... pero hacía viento.

Corrió hacia el patio, esperaba que Rubí no hubiera sido tan tonta como para salir con semejante vendaval a punto de llegar. Para su sorpresa Rubí no estaba debajo del porche sino en medio del patio con el viento moviéndole el pelo y la ropa, armando una escena digna de una fotografía, la chica seguía hablando por el móvil sin inmutarse por el remolino de viento que la envolvía, lo ignoraba como si fuese parte de la imaginación de Lloyd, ¿de verdad estaba tan enfadada? Había algo extraño en el aire, un deja vú que no podía explicar, era parecido y a la vez desconocido, muy complicado de entender, era peligroso estar ahí.

Té de hojas y raíces. Lloyd Garmadon x Oc. En pausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora