✘ How Does It Feel? ✘ Bonnie's One-Chapter.

✘ How Does It Feel? ✘

Un nuevo golpe en su mejilla izquierda lo hizo terminar en el suelo de nuevo.

Su cuerpo temblaba con fuerza, sus pulmones rogaban a gritos recibir un poco más de aire, y de su boca lo único que salia era sangre.

Las risas de aquellos resonaban en su cabeza, llegando a marearlo.

— ¿Qué pasa, nerd?, ¿No puedes más?— Aquel chico alto, de tes morena y cabello oscuro soltó mas carcajadas, siendo acompañadas de los dos chicos junto a él.

—¿Quién te manda no tener nuestra paga? Este es nuestro callejón; y nadie pasa sin pagar.— Gruñó el mas alto, de anaranjado cabello.

—Dime, ¿Qué se siente?— Dió un golpe más sobre el rostro del chico, quien intentaba levantarse.—¡¿Que se siente ser tú?!— Carcajeó.

Las lágrimas que tanto había intentado retener ahora corrían con total libertad por su herido rostro. No podía más; ya no podía soportarlo.

¿Por qué siempre era lo mismo?

Sintió una patada en su estómago, haciéndolo soltar el poco aire que había logrado tomar.

—¡Eres un estúpido!, ¡Un estúpido y debilucho intento de guitarrista!

Volvió a escupir más sangre, acompañada de gruesas lágrimas de dolor. El sonido de una sirena de policía acercándose en la oscuridad de a poco lo hizo soltar un débil sollozo.

—¡Ya están muy cerca!, ¡Debemos irnos!— Gritó la única chica del grupo, alertando a sus compañeros.

El líder frunció el ceño, dejando un ultimo golpe en el cuerpo del más chico.— Esto no a acabado.

Y, al momento en que su vista volvió a ser clara, ya no estaban.

Se encontraba solo, herido en un frío callejón en medio de la oscuridad de la noche. La única luz que tuvo por unos segundos fue la de los códigos del carro de policía; que pasó de largo, sin notar el cuerpo del pelimorado que intentaba con todas sus fuerzas restantes ponerse de pie.

Un trueno sonó a lo lejos al tiempo en que se sujetaba con fuerza de un contenedor de basura cercano a él, sirviéndole de apoyo para poder ponerse de pie. Soltó un quejido mientras se abrazaba por la cintura, encogiendo su cuerpo en un intento de cesar el dolor. Volteó a todos lados; bueno... al menos no estaba muy lejos de su casa.

Los primeros pasos fueron los más dolorosos. Los gritos y sollozos se atascaban en su garganta, intentaban escapar, lograr pedir ayuda; pero, ¿de que iba a servir?

Nada positivo podía salir de todo eso.

Logró tomar su mochila junto a su preciada guitarra y colgársela en su espalda sin acabar de cara al suelo, de nuevo. Volvió a emprender su camino, lenta y dolorosamente hacia su casa.

Secó con la manga de su camiseta sus lágrimas mientras alzaba su vista al cielo, del cual ya comenzaba a caer gotas de lluvia.

¿Al cielo le dolía verlo de esa manera?

Bueno, al menos ya sabía que le preocupaba a alguien.

Cada paso que daba, era como un filoso cuchillo que se clavaba con insistencia en diferentes partes de su cuerpo.

Pecho, espalda, cintura, cara y estómago.

Ya estaba acostumbrado a eso; todo eso se había vuelto ya su rutina diaria, pero, ¡maldición! Esta vez si lo dejaron roto.

Poco a poco, comenzó a ver más gente por las calles.

Caminando con amigos, con audífonos puestos y celular en manos; otros sentados en el frío suelo pidiendo una pequeña cooperación, tal vez para comida, tal vez para droga.