No te pares a buscar

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¡Hola a todos! Hoy es San valentín y quería haceros un regalito a todxs los que como yo pasaremos este día leyendo fics jajaja

ADVERTENCIA

El OS contiene escenas de sexo explícito, leerlas queda bajo la responsabilidad de cada unx, esto es ficción y no toleraré insultos o críticas que no sean constructivas.

Espero que os guste y se aceptan comentarios de todo tipo, siempre y cuando estén hechos desde el respeto.

***

Madrid siempre ha sido una ciudad con mucho ruido. Los coches pitando, las motos pasando a toda velocidad, las pisadas de la gente acompañadas de sus risas o parloteos, los ladridos de un perro, el cántico de un pájaro...

Todos aquellos sonidos se mezclaban creando un bullicio propio de las grandes ciudades. Bullicio que aumentaba cuando llegaba el viernes por la noche y se mantenía constante hasta el domingo.

Toda la ciudad sumida en un gran alboroto excepto el piso de Raoul.

Su semana lectiva había terminado dando paso al fin de semana que no esperaba con demasiado entusiasmo.

Su vida era monótona y rutinaria.

De lunes a viernes iba a clase, con bastante pesadez, pues las clases eran muy aburridas y sentía que no servían para nada.

Además, no había logrado conectar con su grupo de amigos de clase y se sentía siempre fuera de lugar.

Por las tardes se dedicaba a hacer trabajos de la universidad, estudiar, ir al gimnasio o simplemente tirarse en el sofá a no hacer nada.

Los fines de semana eran como ver la misma película de forma repetida. Ir a cenar y luego emborracharse y salir de fiesta para luego pasarse todo el domingo de resaca.

Y así pasaban y pasaban las semanas y Raoul sentía que su vida estaba estancada y por dentro le consumía un sentimiento de vacío y soledad que se mezclaba con el silencio que imperaba entre las cuatro paredes del salón donde solía pasar la mayor parte del tiempo.

Esperaba cada día que algo inesperado le sorprendiese. Que llegase un terremoto a su vida que lo pusiera todo patas arriba y cambiase todos los esquemas. Estaba harto de acostarse todos los días teniendo la sensación de que había vivido otro día igual al anterior.

Pero cada día que pasaba caía más y más hondo en aquel bucle autodestructivo del que se veía incapaz de salir. No al menos hasta terminar la carrera y el máster y buscar un trabajo que le apasionara.

Y para ello todavía quedaban dos largos años como mínimo y se veía incapaz de seguir aguantando así hasta entonces.

Pero entre toda aquella oscuridad había un rayo de luz. Un rayo de todos los colores que le devolvía la ilusión y le hacía sentir vivo.

Un rayo con nombre y apellidos.

Concretamente llamado Agoney Hernández Morales.

Pero un rayo del que Raoul se había enamorado y sabiéndose no correspondido había tomado la decisión de apartarlo de él para no hacerse más daño a sí mismo.

Se conocieron en una de esas fiestas semanales que tanto aborrecía y cuando sus miradas se cruzaron Raoul sintió que todo su pecho ardía.

En un intento de tomar las riendas de su vida y atreverse a romper su odiada rutina, se acercó a él, puede que también ayudado por alguna copa que otra de más, y entabló conversación como si se conociesen de toda la vida.

No te pares a buscarWhere stories live. Discover now