3.- Cafe Caliente y Huevos Revueltos Parte 2

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Antes de acudir a la veranda para beber mi medio litro de café solo, decido enviar un correo electrónico a Émilie, para confirmarle que he recibido mi billete de tren de regreso. Espero tener tiempo para entrevistar aHarry Styles. No sé cuándo tendrá lugar la famosa entrevista, pero espero sacarle información y tirarle de la lengua para que me confiese cuáles son sus vinos preferidos. Al fin y al cabo, para eso he venido aquí y Éric me mataría si volviera con las manos vacías.

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De: Amandine Bauman

A: Émilie Maréchal

Asunto: Preguntas entrevista

Hola, compañera:

¡Qué bien se está aquí, rodeada de viñedos!

Voy a tener un montón de cosas que contarte…

Gracias por los Louboutin SM.

Lo del billete de tren, perfecto.

Qué pases un buen domingo y ¡hasta mañana!

AB

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Ya está. Empiezo a notar la falta de cafeína, es hora de que baje. Espero cruzármelo por el camino de la inmensa veranda formada por grandes ventanales que ofrecen unas vistas espectaculares del parque. Una pequeña observación: quizás sea un poco temprano. Un millonario tiene cosasmejores que hacer que levantarse a las ocho de la mañana un domingo, sobre todo tras una velada con unas cuantas copas. Además, seguro que desayuna tranquilamente en sus habitaciones. Ahora quizás se encuentre frente a una mujer sublime, en albornoz de seda o en cueros recién salida de un baño relajante para recuperarse de una noche muy caliente…

Tranquila, señorita imaginación desbordante, tranquila…

Una vez más, me siento abrumada por la belleza del lugar. La veranda de cristal que domina un parque de unos colores tornasolados se extiende por metros y metros. Decenas de mesas elegantemente dispuestas y vestidas con encantadoras vajillas de porcelana blanca y azul invitan a los invitados a sentarse a la mesa y a saborear unos manjares deliciosos y variados. Un camarero sonriente y educado me conduce a una mesa y ¬me anuncia que estará a mi servicio en todo momento. En menos de un minuto, Nicolas vuelve con un café de Nicaragua que desprende un olor exquisito. Al degustarlo, me quemo un poco los labios, pero la tentación es demasiado fuerte y el líquido negro me hace entrar en calor en un instante. No me viene mal porque parece que he venido demasiado fresca.

Pido otra taza más y un revuelto de huevos con dados de tomate y de queso emmental. No sé qué va a ser de mí esa mañana, ¡pero algo me dice que voy a necesitar coger fuerzas! Mientras espero mi plato, observo a la gente que me rodea. Algunos me saludan al cruzarse con mi mirada y yo les devuelvo el saludo. De repente, le descubro en la otra punta de la veranda. Él no me ha visto, está demasiado ocupado como para fijarse en mí. En su mesa, tres mujeres recién salidas de una revista de moda luchan por captar su atención.

¿El señor ha elegido el menú «harén» para desayunar?

Sin darme cuenta, le miro fijamente con avidez. No consigo apartar los ojos de ese rostro sublime, de ese porte altanero y conquistador. Lleva un jersey azul marino con el cuello en pico y coderas camel. Le queda bastante ceñido, le realza irresistiblemente la figura. Al cabo de unos minutos, me pilla en delito flagrante de espionaje. Sus ojos denotan sorpresa en un primer momento, seguida de diversión. Sin saber muy bien porqué, me pongo roja de repente.

Respira, Amandine, respira.

Nicolas acude en mi ayuda con el revuelto de huevos pero se me ha quitado el hambre. Me fuerzo a comer unos bocados, intentando no volver a mirar en dirección del millonario. Pero el reto es complicado, mis neuronas trabajan febrilmente, pero consigo resistir.

Al contrario que esas zorras de lujo, ¡yo no soy una de su grupo!

De repente, siento su presencia tras de mí. Giro la cabeza y me lo encuentro frente a frente. Está inclinado hacia delante, me susurra unas palabras al oído que me hacen temblar:

— No coja frío, señora impertinente. El arábigo calienta, pero no lo suficiente…

Su perfume y su calor me embriagan. Le huele el aliento a café, mi aroma preferido. Me gustaría responder algo pero, antes de poder hacerlo, ya ha dado media vuelta. Ha estado observándome, seguro, si no, ¿cómo podría saber lo que he bebido? Me quedo ahí, estupefacta. ¿Cómo consigue este hombre ponerme a cien? Me -desequilibra, me fascina, me hace sentir emociones nuevas, inexplicables. Deliciosas. Insoportables.

Está jugando contigo, ¡eso es todo! ¿Por qué me emociono tanto?

100 FACETAS DE SR. STYLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora