Difícil quererte.

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Difícil quererte.

Ése no era el mejor momento para enfrascarse en una discusión de nunca acabar. Los minutos transcurrían y en el estadio se estaba llevando a cabo uno de los partidos más importantes del año, no había tiempo que perder y sin embargo él estaba ahí, detenido en la enfermería por una cuestión menor. Muy en el fondo, Genzo Wakabayashi sabía que, tarde o temprano, iba a estar involucrado en una situación como ésa, ya se veía venir, pero había esperado que, llegado el momento, ella no se comportase de una manera tan intransigente.

El portero contempló con el ceño fruncido a la médica que tenía delante de él. No buscaba reclamarle más de lo necesario, no sólo porque ella estaba atendiendo sus lesiones sino también porque la conocía desde que ambos eran adolescentes y, por tanto, le tenía aprecio, mucho más de lo que le hubiese gustado admitir en ese momento porque ella no dejaba de insistir en que iba a prohibirle que continuara jugando. ¿Por qué tenía que ser tan terca?

– Si no cuidas esas lesiones, tu carrera va quedar truncada irremediablemente, Wakabayashi.- le espetó la doctora Del Valle, muy enojada, un estado de ánimo que estaba volviéndose una costumbre en ella.- Entiende que tu cuerpo tiene un límite y lo has superado con mucho desde hace tiempo.

– Mi cuerpo resistirá hasta donde yo lo diga.- replicó Genzo, sin amilanarse.- ¿Vas a hacerme el vendaje o tendré que ponérmelo yo?

La doctora soltó un suspiro de exasperación. Siempre era lo mismo: cada vez que Wakabayashi se lesionaba, ellos discutían fuertemente porque ella quería obligarlo a que dejara de jugar y él quería desobedecerla para regresar al campo. El problema radicaba en que la joven era una de las pocas personas que tenían el poder de impedirle que continuara jugando, no sólo porque era una amiga íntima sino también porque poseía el rango más alto del cuerpo médico del club y por tanto sus decisiones eran incuestionables cuando se trataba de una lesión.

– Sabes que puedo hacer que te quedes en la banca.- lo amenazó la doctora, sin titubear.- O bien podría mandarte al hospital, si considero que la cosa es muy seria.

– No serías capaz.- Genzo la miró con una mezcla de enojo y preocupación.- ¡Sabes lo importante que es esto para mí!

– ¡Y tú sabes que, si tus lesiones llegan a ser incurables, le dirás adiós para siempre a tu carrera profesional!.- insistió la joven.

– Estoy dispuesto a tomar ese riesgo.- replicó Wakabayashi, serio.- Voy a salir a jugar, con o sin vendas en las manos, así que te lo vuelvo a preguntar: ¿Me pones el vendaje, doctora, o me lo aplico yo?

Genzo conoció a Lily Del Valle en Hamburgo, cuando ambos eran prácticamente unos niños que recién estaban entrando en la adolescencia. Ella era vecina de los Draxler, la familia alemana que acogió al portero cuando Mikami regresó a Japón, y era tan extranjera como él aunque provenía de una parte del mundo muy diferente a la suya. Sin embargo, a pesar de ser tan distintos en personalidad, Wakabayashi y Lily supieron encontrar la forma de llevarse bien y entenderse. Durante un año, ambos estudiaron juntos el idioma alemán para poder encajar en ese país extranjero, al cual habían llegado por motivos bien diferentes: mientras Wakabayashi arribó a Alemania con miras a convertirse en el mejor portero del mundo, Lily llegó exiliada junto con su familia pues un cártel criminal había amenazado a su padre y no les quedó más remedio que marcharse de su país de origen. Mientras Genzo vivió con los Draxler, Lily y él se conocieron y se hicieron amigos tras esquivar las múltiples trabas que les pusieron sus muchas diferencias culturales, aunque los auxilió el hecho de que ambos eran exiliados en una tierra extranjera. Cuando Genzo abandonó a los Draxler para irse a vivir a los dormitorios que el club Hamburgo tenía para sus jugadores foráneos, prometió que seguiría en contacto con Lily pero no pasó mucho tiempo antes de que los Del Valle se mudaran de la ciudad, sin que los Draxler supieran para dónde se marcharon, de manera que Wakabayashi supuso que nunca más la volvería a ver. Para su sorpresa, varios años después se la volvió a encontrar por casualidades de la vida (o del destino) en Múnich, cuando él ya era un hombre y ella una mujer, y ambos estaban a punto de conseguir sus sueños. Sin embargo, si bien antes solían ser amigos, cuando se reconocieron en sus versiones adultas se dieron cuenta de que no estaban de acuerdo en muchas cosas, Genzo por ser un kamikaze y Lily por tomarse demasiado en serio su profesión de doctora especializada en las lesiones deportivas. ¿Podría haber una peor combinación que ésa? A veces discutían tanto por la manía de Genzo de querer inmolarse en cada partido que éste se preguntaba si Lily en verdad lo apoyaba en su carrera o si sólo lo fingía.

Difícil quererte [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora