Capítulo Único

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Min Yoon Gi nunca se consideró una persona romántica ni mucho menos; en cambio, si le tocaba hablar de amor, de pasión, su visión se encaminaba a todos los accesorios y objetos que creaba a través del tejido, hermosas figuras de diversos diseños e infinidad de colores.

Día a día esperaba que fuesen las cuatro de la tarde para salir al pequeño puesto que tenía en la feria de la ciudad, pero, al referirse a 'puesto' no hacía alusión más que a un pequeño espacio donde tendía una manta en la que colocaba los productos mientras que él, en una pequeña silla, se sentaba a producir, enseñando así el proceso de creación a todo el que pasara.

Aquella actividad no era algo que le diera grandes ingresos, pero sí lo suficiente para colaborar en los gastos de su hogar y su transporte hacia la universidad.

Había épocas buenas para la venta así como había épocas malas en las que no recogía lo suficiente. Caras iban y venían, extranjeros y locales paraban frente su humilde negocio con el fin de comprar los artículos artesanales ya fuera para uso propio o para regalos.

YoonGi acostumbraba a olvidar los rostros de los clientes, pues el máximo número de veces que una misma persona gastaba en lo que él ofrecía eran dos ocasiones; sin embargo, existía un ser especial, aquel que cada tarde caminaba por la feria con los mismos ojos fascinantes, como si no se aburriera de ver lo mismo cotidianamente. Un joven que podría rondar en los veintitantos, de perfil fino, estatura alta, contextura delgada y cabello castaño.

Era un nuevo día, y con ello otra jornada laboral comenzaba. Como Min lo imaginó, una hora después  de que se abrieron las puertas al público, el mismo chico de nariz respingada entró al sitio, nuevamente deslumbrado por la variedad de cosas que ofrecían los vendedores.

YoonGi le siguió con la mirada, de vez en cuando perdiéndolo ya que el muchacho se escabullía entre la cantidad de estantes y carritos, pero aún así lograba encontrarlo de nuevo. ¿Por qué lo hacía? No tenía idea; no obstante, continuaba en su tarea de observar al chico, a veces hasta olvidando que debía ponerse a tejer nuevas manillas y también ofrecer su material de trabajo.

— Hola, Yoonie. — Seok Jin, uno de los heladeros se acercó a saludarlo, regalando una de sus características y atractivas sonrisas.

— ¿Qué tal, hyung? — El pálido extendió su atención al hombre mayor que él sin descuidar el accesorio de tela que iba tomando forma entre sus manos.

— No muy bien. Es muy complicado ofrecer helados cuando hay tanta competencia en un mismo lugar. He intentado de todo: promociones, baile, coqueteo. Nada funciona y estoy empezando a rendirme.

— ¿Coqueteo?

— ¿Enserio eso es lo único que te llamó la atención? — Jin estuvo tentado a darle una palmada juguetona, pero temió en arruinar su proceso creativo y se abstuvo.

— La verdad es que en la actualidad esto es una inmensa competencia. Ninguno aquí desea quedar sin ingresos mientras que los demás se llevan todo. Es un campo de batalla, en el que parece que tú y yo vamos a morir.

— ¿También te está yendo mal?

— Tal parece que a la gente no le interesan las artesanías. Prefieren contribuir al capital extranjero.

— Es una lástima.

— No, es una desgracia.

Ambos jóvenes sonrieron cómplices, disfrutando de ese pequeño momento en el que se dieron un respiro, ajenos al ambiente comercial que les rodeaba.

SeokJin y YoonGi se habían conocido hace cuatro años con la llegada del menor a la plaza donde la feria se desarrollaba todos los días. Su amistad nació de forma genuina y rápida, pues el mayor encontró en Min una persona fantástica con la cual compartir sus quejas y alegrías, más aún, Kim se sintió reflejado en el de baja estatura, pues él tampoco contaba con un puesto para vender sus postres fríos, simplemente se valía de su carrito tal como YoonGi dependía de la manta en la que exhibía sus productos, lo cual los dejaba con un poco de desventaja en comparación a los que tenían su sección bien ambientada y capacitada para las ventas; sin embargo, aquello no era razón para quitarles el ánimo.

Artesanal - OS YoonSeok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora