Es nuestro aniversario

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Cerca de la medianoche, una distinguida dama con cabellos rubios y ojos color esmeralda, caminaba a paso lento a través del elegante corredor que conducía hacia el gran salón, contemplando con detenimiento las innumerables y muy antiguas fotografías que enmarcaban las paredes.

Por un instante, la imagen de una suntuosa mansión en América llegó a su mente y ella se lamentó por el hecho de que, desde hace varios años, había dejado de pertenecer a su familia.

- Haz lo correcto – Le dijo a su esposo en aquella ocasión, cuando él le hizo saber sobre la precaria situación económica por la que estaban atravesando todos los negocios familiares. Y a pesar de que su corazón se estrujó al recordar todos los bellos momentos que había vivido en ese lugar, lo incitó a seguir adelante con su plan de vender la mayoría de sus propiedades.

- ¡Bienvenida Madamme! – Exclamó una voz grave, trayéndola de regreso a la realidad.

Al voltear hacia su derecha, ella se encontró con la regordeta figura del "maître d'hôtel", un hombre de unos cincuenta años que no dejaba de sonreír, al tiempo que sostenía la puerta que dividía el pasillo del comedor.

- ¿Viene sola, Madamme? – Le preguntó el individuo.

- No, hay una reservación.

- ¿A nombre de quién?

Sus labios murmuraron el apellido de su acompañante como si fuera algo impropio. Como si alguien, al saber de quien se trataba, pudiera juzgarla.

- Ah, sí... Él ya la está esperando.

Al escuchar esas palabras, unos inquietos ojos verdes comenzaron a buscar entre todo ese mundo de gente y luego de algunos segundos, pudieron vislumbrar aquella silueta tan elegante que, a pesar de los años, seguía haciéndola suspirar como una tonta.

- No es necesario que me guíe; conozco muy bien el camino – Le dijo al camarero en tono firme, evitando así que él insistiera en acompañarla - Mi amigo siempre escoge la misma mesa – Finalizó, mostrando una enorme sonrisa.

El maître la miró un poco extrañado, al tiempo que intentaba procesar las palabras que acababa de escuchar, pero para cuando el hombre reaccionó, la nerviosa mujer ya le llevaba varios pasos de ventaja.

Poco antes de llegar a la mesa reservada, ella pudo sentir que unos ojos azules se clavaban en su rostro, haciéndola estremecer por completo y tuvo que morder uno de sus labios para evitar mostrar aquella estúpida sonrisa que amenazaba con aparecer en su rostro, evidenciando los estragos que el dueño de esa mirada seguía provocando en su interior.

En el instante en que la joven llegó a su destino, un elegante aristócrata se levantó rápidamente de su asiento y se colocó detrás de una de las sillas para ayudarla a sentarse.

- Por un momento pensé que no vendrías – Le reprochó él.

- Yo siempre cumplo mis promesas...

- El año pasado no lo hiciste...

- Esa fue una excepción; después de todo, su muerte aún estaba demasiado reciente.

Ante aquella respuesta, el noble inglés le dio un gran sorbo a su copa de Whisky - Creí haberte citado a las 11 - Farfulló, sin ocultar su molestia.

- Te pido una disculpa... Tuve un contratiempo con mi vestido...

Él arqueó una ceja en señal de interrogación, mientras trataba de comprender a qué demonios se refería la hermosa mujer que tenía enfrente.

- Por si no te has dado cuenta, ya no soy aquella jovencita que solía treparse a los árboles... Hay ciertas partes de mi cuerpo que han aumentado de tamaño pese a mi voluntad – Explicó ella, señalando discretamente sus caderas.

Es nuestro aniversarioWhere stories live. Discover now