Capítulo 4

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Estoy en la recepción esperando a que Liz termine de guardar sus cosas y de ordenar algunos papeles.

-Ally -me llama- Iré a dejarle unos papeles a Derek vuelvo enseguida.

Se encamina por los pasillos haciendo sonar sus tacones de punta ¿Cómo puede caminar con eso?

Una vez intente caminar con una de esas cosas y me lleve varios golpes. Sin contar que casi me quedo sin pies.

Una señora pasa caminando frente a mí con un niño tomado de su mano. Supongo que es su hijo.

El niño comienza a quejarse y llama a la señora de no más de 30 años "mamá" por lo que despeja mis dudas.

La madre se agacha quedando a la estatura del niño dándole un beso en la frente y diciéndole un "Todo estará bien" lo que hace que el niño sonría y sigan caminando.

Concentro mi mirada en un punto fijo del suelo mientras recuerdos invaden mi meten y provocan que las lágrimas quieran salir.

Pero no tengo que llorar, ya no quiero llorar, sesupone que cuando recuerde esas cosas debería estar feliz y no llorar.

[...]

Saco mi celular y me fijo de nuevo en la hora: 6:00 p.m.

Ya paso como media hora desde que Liz se fue a entregar esos papeles. Estuve pensando un buen rato en ir a buscarla, pero si se demora debe ser por algo. Tal vez están discutiendo asuntos del trabajo.

Suelto un suspiro y me levanto de los incómodos asientos. Guardo mi celular en el bolso dispuesta a irme, no creo poder seguir esperando, no se me da muy bien ser paciente.

Cuando acomodo la correa de mi bolso veo a Liz aparecer por el final del pasillo arreglándose el cabello y alisándose la blusa que trae.

Ahora ya no tiene el uniforme de trabajo, lleva unos Jeans azules ajustados, unos zapatos de tacón que no son tan altos como los que tenía hace un rato y una blusa de color crema.

-Perdón por tardar -habla cuando ya está a mi lado- Me quedé hablando con Derek sobre algunos asuntos, además tuve que cambiarme de ropa

-No hay problema -miento- ¿Nos podemos ir ya? -le pregunto impaciente.

-Si claro, vamos a buscar mi coche -saca las llaves del bolsillo de su pantalón caminamos a la salida.

[...]

Nos encontramos sentadas en una cafetería muy linda, tiene algunas luces colgadas por las paredes y los meseros son muy amables. Nunca antes había venido aquí.

Un chico se acerca a nosotras con una bandeja en mano junto con nuestros pedidos. Llega a nuestra mesa y le deja a Liz una taza de café junto con un brownies mientras que a mí solo me coloca el café solo -las únicas veces que acompaño con algo el café es por las mañanas en el desayuno-

Liz comienza a devorar el pequeño bizcocho de chocolate y teclea algo en su IPhone.

-Oye -habla dejando el aparato en la mesa- Háblame de ti Ally -le da un sorbo a su café.

-Uhm... Pues me mude hace muy poco aquí -agarro la taza entre mis manos y doy un pequeño sorbo- Vivo en un pequeño departamento yo sola.

-¿Te mudaste? ¿Dónde vivías antes? -me pregunta curiosa.

-En realidad soy de aquí. Pero viví unos años en Florida y regrese para terminar la universidad -me limito a decir.

-¡Oh Florida! -da un pequeño salto- Es un bonito lugar fui de vacaciones ahí el verano pasado -me regala una sonrisa- ¿Y fuiste a Florida con tus padres?

La miro unos minutos en silencio

-Yo...no tengo -me aclaro la garganta- No tengo padres. Ellos fallecieron en un accidente de autos hace diez años -me estremezco al recordarlo.

Ella se me queda mirando con los ojos abiertos de la sorpresa y se remueve en su lugar.

-Lo siento mucho Ally -me mira con pena- Debí ser precavida con mis preguntas.

-No te preocupes -me encojo de hombros- Tu no sabías, no hay problema -le muestro una sonrisa para que deje de estar incomoda por la situación.

-¿No te molesta que invite a unos amigos a estar con nosotras? -cambia rápidamente de tema cosa que agradezco.

-No, claro que no

Me agrada la idea de que invite a otras personas, la verdad necesito hacer amigos. Y si son igual de agradables que Liz pues será muchísimo mejor.

Agarra de nuevo su celular y comienza a escribir un mensaje, supongo que les está avisando a sus amigos.

Yo mientras tanto llamo de nuevo al mesero para pedirle otra taza de café, ya que al primero me lo había acabado rápido.

[...]

Pasaron unos minutos y Liz y yo empezamos a conocernos mejor. Tiene la misma edad que yo, vive sola en un departamento en el centro de la ciudad, sus padres viven en Atlanta y está en su último año de universidad -al igual que yo-

El joven mesero me trae mi tercera taza de café caliente y me lo deja dándome una mirada de "Beber mucho café te hará mal" pero lo ignoro.

Muchos me dicen que bebo demasiado café. Creo que saque este hábito de mi padre, a el también le encantaba tomar al menos cinco tasas de café al día.

Liz me mira con las cejas levantadas.

-Te gusta mucho el café ¿verdad?

-Muchísimo -le respondo llevándome a la boca la taza humeante llena del líquido marrón.

Las dos reímos y se escucha como la puerta de la cafetería hace un ruido indicando que acaban de llegar personas. Liz se voltea y su sonrisa se ensancha más.

Miro a la misma dirección de ella viendo como entran cuatro chicos, todos parecen adolescentes.

Me quedo tiesa al ver a Zack entrar junto con ellos y una chica con el cabello rubio -que de aquí a cien millas se nota que es teñido- esta alado de el



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