There is something about him that makes me want to stay

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Cuando Jasper se dio cuenta, Damon ya había comenzado a vivir en Beacon Hills. Puso el grito en el cielo cuando fue por un librero a Ikea y descubrió a Damon pagando con tarjeta una cama, una smart t.v y un armario. El vampiro le había dicho que sí, había comprado un departamento grande en el centro de la ciudad.

Cuando Jasper se lo contó a Stefan, el vampiro le tuvo que confesar que ya sabía, y que incluso, él había ayudado a Damon a encontrar el apartamento.

— ¿Desde cuándo tú y Damon se llevan bien?

—Desde hace dos semanas cuando Dagen nos invitó a su maratón de películas y nos obligó a sentarnos juntos —dijo. Cuando le habían dicho a Dagen que eran hermanos, pero que no se llevaban, el niño se había indignado y había organizado un maratón de películas para sentarlos y que hablaran para solucionar sus problemas—. Sólo diré que Dagen no gobierna el mundo sólo porque no quiere.

Oh sí, Jasper lo sabía. Dagen podía causar un conflicto familiar usando un par de palabras y sentarse a disfrutar de sus papitas fritas mientras veía el mundo arder a su alrededor y sin inmutarse.

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Nate sabía que no era feo. Es más, sabía que era bastante guapo y que sus millones de lunares eran bastantes lindos, pero no por eso lo presumía, él no era vanidoso.

Pero cuando la maestra les dijo que al día siguiente la escuela haría una actividad de intercambios de regalo, Nate pensó de inmediato en darles obsequios a sus amigos y a su hermano. Lo que nunca pensó es que le llegara una notita con una paletita de fresa atada a ella.

No leyó la notita hasta que llegó a casa y se la mostró a Derek.

—Vamos, Nathan, léela.

Nate se sonrojó un poquito al leerla. El anónimo le había escrito un poema recitando lo guapo que era, lo bonitas que eran sus facciones y hablando maravillas sobre sus ojos verdes.

—Tienes un admirador secreto.

Su admirador secreto no apareció sino hasta dentro de un mes, cuando estaba a punto de salir de clases.

Un chico alto, de caballo rojo como las zanahorias y nariz recta le dijo que él le había hecho el poema y luego le había preguntado si quería salir con él.

Nathan había entrado en pánico, porque no conocía al chico de ningún sitio, y tampoco sabía si le iban a dar el permiso de ir a tomar un helado con él. Así que le dijo que lo iba a pensar y salió disparado hacia el auto de su tío Jasper, con Derek pisándole los talones y muriéndose de la risa.

Nate sonrió con burla y completamente satisfecho cuando vio a Derek sonrojarse al recibir flores de parte de una niña rubia. El karma existía.

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Damon, muy en el fondo, sabía que la razón de que decidiera quedarse en Beacon Hills no era sólo porque ya no soportaba ver a Elena arruinar su vida y alejándolo, ni tampoco porque quería estar con su hermano ahora que se habían reconciliado gracias a Dagen. Le gustaba mentirse a sí mismo diciéndose que el pequeño de cabello negro como el carbón no le hacía querer pasar todo el día en casa de los Hale.

No era tonto, sabía que no podía pasearse por ahí tal como su hermano lo había hecho porque no confiaban en él. Todo lo contrario a Stefan, que se había ganado la confianza de todos en un santiamén y que ya era parte de la manada de hombres lobo más poderosa de Estados Unidos.

Con la cara más amable que pudo poner, Damon se presentó ante los Hale para unirse a la fiesta de té que Dagen había organizado, a la cual estaban invitados los Stilinski Summers y Stefan.

Teen Wolves [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora