capítulo cuatro

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POV Alba
Llegamos al hospital y preguntamos en recepción por Natalia. La recepcionista nos dijo que ahora mismo estaban atendiéndola en uno de los boxes de urgencias por lo tanto teníamos que esperar en la sala de espera. Allí nos encontramos con Dave.

Pasaron diez minutos, estábamos todos callados cuando apareció el médico
-Familiares de Natalia Lacunza?-
-Sí, nosotros somos sus amigxs. Cómo está?- dijo Marta poniéndose de pie.
-Esta bien, solo ha sido el golpe pero debe descansar unos días. Al caer al suelo se dio un golpe en la cabeza y se quedó inconsciente.- contestó el médico sinceramente. -ahora le damos el alta y podrá volver a casa- finalizó dándose la vuelta.

-Alguien tiene que quedarse con ella, no puede quedarse sola- dijo María -Nosotras no podemos, mis padres vienen a cenar esta noche a casa-
-Que se quede con nosotras en casa, no Julia? Puede dormir en mi cama, que es bastante amplia- dije yo dudando
-Sí, sí, por mi perfecto.- respondió la gaditana.
-Bien, pues dicho y hecho, esperamos a que salga y nos vamos cada unx a su casa.- dijo Sabela -y si mañana se encuentra mejor, podemos ir a visitarla- añadió.

Pasaron cinco minutos hasta que vimos a Natalia dirigirse hacia nosotrxs. Con un ojo morado y el labio inferior hinchado, sonrió y nos abrazó a todxs
-Lo siento mucho chicxs, no debería haber ido a discutir con él. Sobretodo porque te he arruinado el tour- nos dijo llorando y mirándome.
-No te preocupes Nat, ahora lo importante es que estés bien. El tour puede esperar hasta que te recuperes.- le respondí abrazándole con mucho cariño -ahora vamos a casa que te vienes con nosotras- susurré separándome de ella y agarrándole la mano.

Eran las 20:30 cuando llegamos a casa. Cenamos algo rápido y Julia se marchó a su habitación ya que decía que se moría de sueño. Natalia y yo nos sentamos cada una en un lado del sofá. Nos pusimos a ver una peli porque ella no quería ir a dormir todavía. Mientras la veíamos comencé a escuchar unos sollozos que al girarme vi que venían de la boca de la morena.

-Hey Nat estás bien?- me acerqué para abrazarla.
-No...- dijo apoyándose en mi pecho -Mikel nunca había llegado al extremo de tener que mandarme al hospital. Esta tarde se puso demasiado agresivo, se puso muy celoso-
-Celoso por qué? Si no tenía motivos para estarlo- le dije mirándole a los ojos
-Ya Alba... Pero empezó a llamarme 'bollera de mierda' y a insultarte a ti... intenté explicarme pero no entraba en razón.-
-A mí? si no me conoce de nada- dije totalmente confundida
-Porqué te vio sentada entre mis piernas y acariciándonos...- dijo con una ligera sonrisa
-Solo somos amigas. No sé que se cree Mikel para insultarte por eso- respondí con tono de enfado. - oye que si quieres hablar conmigo para desahogarte, sabes que puedes aunque nos conozcamos de hace dos días... pero ya te he cogido mucho cariño.- le dije sinceramente
-Yo también te he cogido muchísimo cariño... te lo cuento resumido porque no quiero aburrirte con mis mierdas.- solté una leve risa de empatía y empezó a hablar

-Mikel y yo nos conocemos desde que teníamos 10 años, cuando íbamos al cole, en Pamplona. A los 17 años descubrí que yo le gustaba y como nunca había tenido nada con nadie, pues accedí a salir con él. Al final terminó gustándome mucho pero no hasta el punto de enamorarme. Lo que pasa es que después de dos años, me vine a vivir a Barcelona para estudiar bellas artes y él se quedó allí. Se enfadó mucho, no se fiaba de mi y no paraba de decirme que le pondría los cuernos y que sería una guarra...- paró para respirar profundamente y me fijé que tenía los ojos con lágrimas amenazando con salir.
-Si no quieres seguir no hace falta que termines de contármelo hoy.- le dije acariciando su brazo. Movió la cabeza de un lado a otro para seguir hablando

-A partir de entonces, me hizo la vida imposible. Se vino a vivir a Barcelona, empezó a ser demasiado celoso, cuando él no lo había sido nunca y yo estaba tan ciega que no sabía ver que me estaba haciendo mucho daño, me registraba el móvil, me seguía hasta la universidad, se presentaba en casa sin avisar... pero un día, después de unos seis meses, exploté. Le dejé y le dije que lo que estaba haciendo no era normal en una pareja y que yo no podía seguir con él. Me amenazó con llamar a mis padres si le dejaba. Él sabía muy bien lo que estaba haciendo porque sabía que ellos me pagaban la universidad y además, le tenían un cariño bestial a Mikel, me atrevería a decir que incluso le querían más que a mí y ya lo demostraron cuando me llamaron para echarme la bronca y decirme que dejarían de pagar la universidad.- en esos momentos Natalia era un mar de lágrimas, la atraje hacia mi y me eché para atrás para estirarme en el sofá con la morena encima mío. Sabía que ahí no se acababa la historia, Natalia tenía mucho más que contarme.
-Tranquila Nat, lo has pasado muy mal y no lo mereces, estate segura de que haremos lo posible para que ese imbécil pague por todo lo que te ha hecho y recuerda que nos tienes a todxs para lo que necesites- le dije ahora yo con lágrimas en los ojos y le di un beso en la cabeza.

Ser arte [albalia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora