El nihilismo de Nietzsche

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El siglo XIX es un siglo de grandes transformaciones, Europa vive una época revolucionaria: liberalismo, socialismo, nacionalismo. La revolución industrial lleva consigo un gran auge económico. El Papa condena las nuevas ideas modernas: libertad de culto y conciencia, libertad filosófica y científica: separación de Iglesia y Estado, liberalismo, moral laica. Tanto en la historia como en las artes se puede apreciar el interés por lo antiguo y el mundo clásico, el amor por la naturaleza.

Influencias: Nietzsche quedará seducido por Wagner y su música, será por un tiempo el prototipo del artista creador comparable con los creadores griegos. Con la obra Parsifal le decepciona y como consecuencia de ello, rompe con él. Schopenhauer será su otra gran influencia: la vida es vivida como una fuerza irracional, cósmica y material, como un destino que domina al hombre que está condenado al fracaso y sólo la creación artística podrá acercarlo a la voluntad libre, original y liberarlo del pesimismo aniquilador. Conoce las obras de Kant al que cita con respeto, pero se opone a él porque cree que la razón debe estar al servicio de la vida y no funcionando en el vacío. Stirner le influirá con la defensa a ultranza que hace del individualismo, como consecuencia de una libertad sin límites ni cadenas de ningún tipo (morales, políticas, religiosas) Literariamente estará influido por Goethe, Heine, Dostoievski, Stendhal y Voltaire. Además de la crítica general al platonismo bajo todas las formas que adoptase,las corrientes filosóficas de su tiempo que más influyeron sobre su pensamiento fueron: el positivismo, el evolucionismo, el socialismo utópico, socialismo científico, el utilitarismo y el vitalismo y/o existencialismo. 

La interpretación trágica de la vida Para Nietzsche sólo caben dos posturas, la de quienes afirman la vida y la de los que la niegan. Esas dos posturas han sido plasmadas en el sentimiento trágico griego:el espíritu dionisiaco de los griegos: Los precursores del sentimiento trágico fueron los antiguos griegos. Nietzsche presenta al pueblo griego como un pueblo atormentado por el sentido de la existencia. A ese sentido trágico le llamará dionisiaco, en honor a Dionisos. Este nace y muere de forma continua y cíclica; con su perpetuo morir y renacer simboliza la vida. En sus fiestas se exalta la vida junto con el dolor que siempre la acompaña y del cual nace. El arte griego nace de dos impulsos contrarios y complementarios: lo apolíneo y lo dionisíaco. El dios de las artes y de la belleza era Apolo que representa la serenidad, la medida, la individualidad, la estaticidad; frente a él se encuentra Dionisos que representa lo trágico, la afirmación de todo lo problemático. Apolo juega el papel de dios de la individualidad; gracias a él el hombre puede resistir los avatares del movimiento continuo de la vida con la creación de formas bellas, de conceptos o categorías lógicas que frenan aparentemente el devenir, es la forma de sobrevivir frente a la totalidad dionisíaca. Frente a esa angustia el griego reacciona dando forma al caos constantemente, a sabiendas de que todo volverá al caos y así eternamente. El arte y la tragedia son obras con un contenido dionisíaco al que se le ha dado la belleza de la forma apolínea. La actitud vital griega queda representada en los héroes trágicos. 

La tragedia como manifestación de la vida: De la oposición representación-voluntad a la oposición Apolo-Dionisos como polos de la creación artística. Apolo es lo ideal, lo formal, lo matemático, lo consciente, la expresión, las artes representativas desde la arquitectura hasta la poesía. Dionisos es lo pulsional, lo material, lo dinámico, lo inconsciente, la vitalidad, la música y la danza. Dionisos habla el lenguaje de Apolo para que Apolo hable el lenguaje de Dionisos. La tragedia no es expresión de pesimismo, sino de vitalidad: Identificación con el eterno deseo de devenir. 

Método genealógico y Nihilismo: Concepto de nihilismo: El dominio de Apolo sobre Dionisos es nihilismo implícito, una negación de la voluntad de poder desde la afirmación de una nada idealista o religiosa. El pensamiento occidental y la cultura enraizada en el mismo han sido nihilismo implícito. Este pensamiento y cultura nihilistas son producto de vida enferma y envejecida, o débil e impotente, en cualquier caso vida decadente. El pensamiento occidental ha dejado tras de sí una situación de falta de fundamento, sinsentido existencial y “anomia”, por la pérdida de los valores tradicionales y del respeto por la autoridad. Absoluta incredulidad que lleva a una visión desengañada y pesimista del hombre y de la existencia, con la consiguiente tendencia al abandono vital, a comportamientos autodestructivos e incluso al suicidio. 

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2012 ⏰

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