Recuerdo que dolía. Mirarlo dolía.
Fueron las palabras que escribió aquel chico triste en su diario personal.
Era cerca de media noche; pero Alex no podía dormir.
Recuerdos le atormentaban.
En un momento, logró cerrar los ojos, pero comenzó a tener esas extrañas pesadillas. En seguida -dormido- comenzó a sollozar.
Alarmada, su madre corrió la habitación del chico. Lo movió bruscamente hasta al fin despertarlo.
- ¡Hijo! ¿Te encuentras bien? -preguntó preocupada la madre.
- Creo que sí. No puedo dejar de pensar en él, mamá. Siento que necesita mí ayuda, debo encontrarlo.
Su madre quedó perpleja; sabía que aquellos sueños parecían ser casi reales para su pequeño, pero esto era demasiado.
- Amor, tranquilizate, solo fue un sueño... - contestó ella mientras besaba su frente. Le pidió que dejara de pensar en ello y salió de la habitación.
A la mañana siguiente Alex se levantó como cualquier otro día normal, y fue directo a la escuela.
Sí. Sabía que era raro, pero no podía dejar de pensar en el chico de sus pesadillas.
Cada noche soñaba con un tipo alto, morocho, y de ojos cafés. Veía cómo tal chico era golpeado, azotado, y pateado hasta morir.
Alex sólo quería ayudarlo; por alguna extraña razón creía que ese chico castaño, era real. Debía salvarlo.
Finalmente, al llegar a la escuela, Alex sacó su libro favorito -Orgullo y Prejuicio- y aunque no lo creyera posible, todo se volvió más mierda aún.
Brian, el bravucón de la escuela comenzó a molestar, como siempre.
- ¡Hey! ¡Marica! ¡Deja de leer ese estúpido libro y mejor ve a besar a tu novio!
Alex sólo inhaló profundamente, y contó hasta diez. Una pelea más y sería expulsado.
7:00 a.m.
La maestra de Álgebra entro al salón, junto con un chico alto, con chaqueta de cuero, una playera de manga corta, jeans y converse. Alex pareció reconocerlo.
- ¡Alumnos! Silencio, por favor. -dijo tranquilamente la profesora- Tengo un nuevo alumno. ¿Cuál es tu nombre?
- Matias -sonrió el chico.
- Ok. Él es Matias, es un estudiante de intercambio, viene de Chile, quiero que todos lo traten bien -sonrío amablemente la maestra mientras veía a sus alumnos- puedes sentarte por allá, Matias. -señaló un asiento libre al final del salón.
Alex se alteró mientras lo veía acercarse a él.
¿Podría ser cierto? ¿Matias sería el ojimarrón de sus sueños?
No, imposible. Pensó. Al acercarse cada vez más por accidente Matias rozó la mano de Alex. Mierda. Alex no sabía qué hacer. Pero sabía que algo no estaba bien con aquel chico de sus pesadillas.
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El chico de mis pesadillas.
RomanceAlex solía ser un chico normal. Manteniéndose alejado de la sociedad por miedo al rechazo. Atrapado entre sus pesadillas y la realidad. Atormentado por el simple hecho de salvar a alguien que tal vez no querría ser salvado.