La primera vez que vi a Sira estaba paseando a un precioso Cocker Spaniel marrón chocolate y pude asegurar que era la criatura más hermosa que había visto en mi vida, por supuesto me refiero a ella, no el perro.
Al día siguiente esperé volver a verla, pero no fue así y llegue a la conclusión de que simplemente estaba de paso, que no era de la zona y solo paseaba por allí. Aun así su imagen me venía muchas veces a la memoria y el recuerdo me hacía sonreír.
Un día, muchos meses después, mientras me disponía a atendía a unos clientes en mi puesto de trabajo, vi que una chica cuya cara me era familiar entraba por la puerta. Le pasé los clientes a mi compañero y me acerqué a ella.
- Buenas, mi nombre es Héctor, ¿puedo ayudarte en algo?
- Hola, si-. Ella miró a su alrededor.- Venía a ver un coche.
- Pues has venido al mejor sitio-. Ambos sonreímos y pasamos a mi mesa.
Fue la mejor reunión que había tenido en mucho tiempo con un cliente, Sira era divertida, sus respuestas eran muy ingeniosas y estaba bastante interesada en los coches. Quedamos en que se pensaría lo que habíamos hablado y que volvería otro día.
Los días dieron paso a semanas y una noche que salí a cenar con amigos me la encontré en un restaurante con su grupo de amigas, nos saludamos y quedamos en tomar algo en el bar donde íbamos a estar. Después de ese día nos encontramos algunos más, en la playa con Blur, su perro, o haciendo la compra en el supermercado y de pronto desapareció.
Pasó un largo año hasta que volví a verla y cuando se acercó a mi mesa el pulso se me aceleró. Me contó que Blur, había muerto y por eso había tardado tanto en volver, así que empezamos los tramites de compra.
Resulta que vivía en mi mismo barrio, algo que me sorprendió porque hasta hacía relativamente poco no la había visto por primera vez. Nos intercambiamos los teléfonos, hablamos de varios temas y fue evidente para ambos que no queríamos dejar ahí la conversación, sino que necesitábamos más intimidad. Días después, con la excusa de los papeles del coche me decidí a enviarle un mensaje y con ello, intentaba hablar con ella de vez en cuando.
Cuando los papeles estuvieron firmados y el coche llegó al concesionario, avisé a Sira y unos días después se presentó allí. Nos saludamos con dos besos y mi compañero le explicó todos los detalles. Antes de irse volvió a entrar a despedirse de mí con otro par de besos y se fue.
Pasaban los días y quería mandarle un mensaje, para quedar a tomar algo, hablar y verificar si la atracción era mutua, pero nunca me atrevía, no quería que pensara que era un aprovechado.
Unas semanas después, estaba tomándome una cerveza con unos vecinos en el bar de la esquina cuando delante de mí apareció Sira, me miro y como dice el refrán "me comió la lengua el gato".
- Hola, Héctor-. Saludó.- ¡Anda! Que desde que me vendiste el coche ya no me conoces-. Se quejó con una sonrisa.
- Hola-. Respondí con un suspiro y me acerqué a darle dos besos.- Lo siento-. Sonreí y me despeiné con nerviosismo.
- Claro, como ya se acabó el negocio no quieres saber nada de mí-. Soltó una carcajada.
- Para nada-. Dije.- ¿Te puedo invitar a tomar algo?
- Si.
Esa primera invitación dio paso a muchas más y un tiempo después me respondió <<Sí>> a otras cosas importantes, como a ser mi novia y luego ir a vivir juntos.
No sé hasta donde llegaremos, ni lo que nos deparará el destino, pero por ahora es el viaje más maravilloso de mi vida. Sólo sé que la quiero, que me gusta compartir todo con ella y que si me deja la voy a querer toda la eternidad.
FIN❤
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Improvisando~
RandomRecopilación de historias cortas reales y ficticias. © 2018, SRL Books Respeta el esfuerzo y el trabajo de los demás. #439 - aventura de entre 2,57K #687 - mascotas de entre 778