17capitulo

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Iba corriendo, literalmente corriendo a la veterinaria. Mi bebé había enfermado y la noche anterior lo había llevado de urgencias, pero recibí una llamada diciéndome que había sufrido un paro respiratorio. Sin embargo, se mantenía con vida por la reanimación cardiopulmonar que le había hecho el veterinario.

No sé que había pasado con él, ayer unos sonidos me despertaron a las 11 p.m y al darme cuenta lo encontré tirado en el piso con la respiración entrecortada. Fue tan horrible ver como prácticamente convulsionaba que llegue llorando y gritando a la veterinaria, como toda una loca mientras los chicos trataban de calmarme. Skip era lo único que me acompañaba en mis noches, el era el único que necesitaba de mi y no se iba, siempre esperaba tras la puerta a que yo llegara, sin importarle cuanto tardara o de cuan mal genio me encontrara. No me podía dejar ahora.

Limpie mis lagrimas y pase a la sala donde se encontraban los perritos más graves, distinguiendo entre lo que parecían una incubadoras el abundante pelaje blanco y negro de Skip. Mi chiquito estaba dormido y con unas intravenosas en su patita. Había un pequeño orificio en el vidrio que nos separaba por donde podía meter mi mano y acariciarlo un poco, pero el no me lamió ni se movió. Lucia tan quieto, tan tranquilo que no parecía el.

Luego de unos minutos me fui de aquella sala y hable con el veterinario, el cual me impresiono al ver lo joven que era, tenia unos 25 años y llevaba con el una dulce sonrisa que te daba esa confianza de que todo estaría bien. Al estar conversando no aguante más y me lance nuevamente a llorar frente a el, pidiéndole que hiciera todo lo posible por salvarlo, que el era mi única compañía y esto fue lo que respondió:

Tranquila, ya lo peor paso y ahora se esta recuperando...sé paciente, te aseguro que en unos días lo tendrás en casa.

Dicho eso, nos despedimos y algo más tranquila me fui a casa. Pero aun así llore. Era una de esas noches donde la soledad calaba hasta los huesos, donde volvía a sentir la frialdad de estar sola, y realmente en mis pensamientos solo permanecía aquel rostro, aquel rostro que no paraba de mortificarme, ese que me hacia desvelar y preocuparme constantemente.

El problema no era su ausencia
El problema era que aun yo lo seguía esperando...

[...]

Cuando llegue a los pies de la piscina se levanto y camino hasta mi,  tomándome de la cintura en un abrazo y retrocedió hacia el agua. Luche para no caer, pero el me abrazó más a su cuerpo y nos fuimos juntos. Al sacar la cabeza del agua limpie mis ojos y con molestia le salpique el rostro.

—¡Eres un brusco!—Me queje como una niña pequeña.

—Estabas muy seca—Dijo encogiéndose de hombros y se aproximo. —y pensé que necesitabas que te mojara un poco...

Le di una mirada de seriedad al caer en cuenta de la intenciones de esas palabras y me aleje un poco, pero no tardo mucho para que este riera y me abrazara con fuerza por detrás, evitándome escapar.

—Tranquila, creo que necesitas un poco de amor. Hoy estas muy gruñona—Hizo una pequeña mueca y metió su mentón entre mi cuello, para así dejar pequeños besos.

—Que no estoy de mal humor, es solo que ayer me quede esperando a alguien hasta muy tarde y al llegar no se digno en darme una explicación.

—Te dije que había estado gestionando unos asuntos con Gabriel, por eso llegue tarde—Respondío de manera seria y se alejo un poco, por algún motivo sus facciones habían cambiado a unas más duras.

—Estaba preocupada...perdón por tomar esa actitud.

—Ya no importa, ¿quieres ver mi super clavado?—Preguntó cambiando repentinamente el tono a uno orgulloso.

—Ps...no es mejor que el mío—Lo rete y salimos del agua para ver quien era mejor.

Él se estiro y tomo posición a unos centímetros de mi, parecía casi un competidor de natación. Era obvio que el ganaría, pero valía la pena intentar.

No paso mucho cuando escuche un sonido fuerte y rápido, el sonido de una bala al ser disparada. El pringoteo rojizo ante mis ojos me lleno de miedo y observe como Cal caía al suelo retorciéndose. Mis manos temblaban frenéticamente y comencé a gritar, pero mi chico solo se mantenía en silencio y con una mirada ida.

****

—¡Cal!—Grite y me senté en un impulso en la cama, viendo todo a mi alrededor con confusión ¿Solo había sido un sueño? Todo fue tan real...

Limpie mis mejillas empapadas de lagrimas e introducí los dedos en mi cabello con desesperación, su ausencia me estaba volviendo loca. Necesitaba verlo para saber que se encontraba bien, tenia un mal presentimiento.

***
Dije que la historia seria larga, pero no. El final se acerca. Voto y comentario 🖤💦

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