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Abrí los ojos nada más escuchar mi móvil sonar, tanteé con la mano en busca del móvil el cual estaba en la mesilla de noche, pero antes de alcanzarlo noté un bulto a mi lado. 

 Grité.

-¿Por qué gritas?- escuche la voz que provenía de ese bulto. Vaya voz ronca mas sexy, pensé.

-¿Que por qué grito? ¿Tu quién eres?- pregunté algo aturdida y poniendo el móvil en silencio, quien quiera que fuese tenía que esperar.

-No recuerdas ni quien soy... empezamos bien- murmuró desperezándose.

 Aún no alcanzaba ver su cara, pues seguíamos en la oscuridad de mi habitación, esas persianas que me recomendó Esther causaba el efecto noche, le daría las gracias más tarde.

-Anoche bebí... un poco- dije algo avergonzada

-"un poco"- dijo algo sarcástico.

Se le veía molesto y no entendía el por qué. A ver se que no recordar con quien te acuestas esta feo, no sé. No es algo que haga muy a menudo pero supongo que es lo que pasa cuando bebes demasiado en la despedida de soltera de tu mejor amiga. No, no nos fuimos de viaje a algún lugar extravagante donde conocería a algún millonario y acabaría forrada hasta los codos, aunque ojalá. Pero esta realidad era muy distinta, me había acostado con a saber quién y...

-¡Ah!- volví a gritar mientras me levantaba y encendía la luz.

-Pensaba que eras tan gritona en la cama nada más, pero por lo que veo no- gruñó y me permití echarle un vistazo. Era joven, pero dudo que mucho menos que yo. Estaba en bóxer y tampoco estaba nada mal, era de tez blanca pelo moreno y aunque su cara era de recién levantado, su marcada mandíbula y sus ojos negros eran increíbles. Después de todo acabaste ligando con todo un modelo, Rydel.

-No grito siempre, imbécil- murmuré- dime que usamos protección cuando hicimos algo, porque... hicimos algo ¿no?- enarqué mis cejas.

-No sé como debería sentirme el pasar la noche con una mujer y que al día siguiente no se acuerde de absolutamente nada- gruñó, este chico solo sabía gruñir, que calvario- es como si te hubiera violado o algo, y permiteme decir, que no soy ningún violador.

-Ese no es el caso, chico - comenté - la cuestión es que quiero saber si hemos utilizado protección, joder que podría haberme quedado embarazada o... ¡algo peor!- alcé mis manos en un falso puchero.

-¿Algo peor que quedar embarazada?- lo vi ladear la cabeza como un perrito tratando de entenderme.

-Una ETS, imbécil- lo vi asentir y después mirarme mal- no me mires asi porque no te conozco en lo absoluto, quien me dice a mi que no tienes VIH o algo de eso.

Le observé recoger su ropa y ponérsela, lo cual era una auténtica pena pues mis vistas eran hermosas a pesar de que en mi mente pasaban mil cosas por no sabes si usamos un maldito condón, o dos, o tres... ¡joder! que molesto es no recordar nada. Vi como se acercaba a la basura de mi habitación y sacaba algo, no se en que momento se acercó a mi, tampoco se porque mi corazón de agitó de tal manera al tenerle tan cerca.

-Que sepas, doña gritona- dijo acercándose peligrosamente- que si usamos protección, aunque solo he rescatado uno de la basura, porque claro- dijo agitando su mano con el condón en ella- tirarte todos a la cara me parecía feo.

Espera...¿qué?

 Cuando quise rechistar, note algo resbaladizo en mi cara, por lo que volví a gritar.

-¿Pero que haces pedazo de animal?- grité de nuevo- ¡con decirme que si usamos me bastaba!

-La próxima vez que te acuestes con alguien, no insinúes que tiene alguna ETS, doña gritos- dijo saliendo por la puerta de la habitación y segundos después se escucho la puerta de la calle cerrarse.

Un intruso en mi cama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora