| Diamond Heart |

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16 de febrero.

Haneul:

Hola, dulce aflicción. Ha pasado un tiempo ya desde que supiste que yo sería la razón de tu muerte. La verdad es que me siento como una mañana después del éxtasis. No debería ser de esta forma, pero realmente no hay sentimiento de arrepentimiento. Hay veces en las que siento que me estoy ahogando en un océano infinito. Pero seamos sinceros, tú me has hundido de esta manera tan vil..., tan cruel.

¿Cómo debería comenzar a contar lo sucedido? Primeramente, ¿cómo deberíamos llamarle? ¿Tragedia? No lo fue para mí en ese momento, entonces, ¿qué me haría creer que lo es ahora? ¿Accidente? No lo fue, todo estuvo planeado o eso es lo que ahora pienso. ¿Destino? Es una buena descripción. Tu destino era este, al igual que el mío era llevarlo a cabo.

Me gustaría dirigirme a ti como mi gran amor, que realmente fue así, pero sólo puedo llamarte amigo, un viejo amigo. Gracias a mí pudiste descubrir que el sufrimiento no es aquello que se siente en la piel, más bien es aquello que estruja el alma y la convierte en un vacío sin límite alguno. Eso es lo que el amor es, un sufrimiento que no conoce fin. Y ambos nos adentramos en él.

Yo te miraba de lejos, buscaba una maldita razón para dejar que mi corazón dejara de latir por ti. Busqué cómo quitarme el sentimiento de verte feliz a lado de otro que no era yo. Y lo encontré. Hice todo lo que pude para asegurarme de nunca volver a amar. Todo por ti.

¿A dónde habrás ido? Me gustaría saber dónde acaban todos los amantes rotos. Porque ahí es a donde iré yo a crear una historia juntos. Porque yo también fui un amante roto antes de lo sucedido aquella noche en la que me convertí en lo que ahora soy.

Ah, deseaba tanto que mi corazón fuera de piedra, pero estoy seguro que aún así hubieras logrado romperlo.

—  Hola, Hobi — recuerdo que me dijiste con una enorme sonrisa y alzando una mano para saludarme mientras te adentrabas a la cafetería en la que trabajaba.

— Hola, Hane — fue lo que contesté igualmente con una sonrisa —. ¿Un capuchino y un café late?

— Ya me conoces — dijiste sin mirarme. Estabas sacando la tarjeta para pagar de tu bolsa.

— Y por ti es que sé lo que a tu novio le gusta — comenté pasando la tarjeta y entregándotela para después darme la vuelta a la cafetera a preparar los cafés.

— Bueno — guardaste tu tarjeta —, cada semana me tienes aquí — vi de reojo que te sentaste en la barra y apoyaste tus codos en la mesa para después apoyar tu mentón en tus manos y mirarme.

— La semana pasada no fue así... — dije esperando una respuesta, pero no la recibí y eso me molestó por dentro. Sin embargo, traté de fingir que no me pasaba nada. Como siempre lo hacía desde que comenzaste a salir con otro que no era yo — Por cierto, ¿cómo van esos golpes? El maquillaje ha logrado cubrir el de la cara.

— Van bien. Los moretones tomaron un color leve.

— Así debe pasar después de quince días, supongo — me di media vuelta y te entregué el par de tazas con café.

— Gracias — dijiste tomando el tuyo entre tus manos para absorber el calor que transmitía el café caliente en la taza —. El late es para ti. Él no va a venir hoy — me dijiste mientras mirabas tu café y yo tomé el sobrante.

— Deberías saber bien que no me gusta el café late.

— Lo sé, pero... creo que es la costumbre — alzaste la mirada y sonreíste sin mostrar los dientes.  Una sonrisa completamente desvaída y unos ojos que mentían.

Diamond Heart [OneShot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora