Ocurrió en un día soleado, normal, monótono, "chucho" estaba jugando felizmente con su perro "hueso". Estaban jugando a atrapar la pelota afuera de la casa de chucho.
"Atrápala Hueso"-Dijo chucho, al lanzar la pelota fuerte y alto, tan alto que llego hasta la casa de los vecinos de enfrente. Hueso instintivamente corrió feliz a atraparla, hueso era veloz.
-Vamos hueso corre, rápido, corre, cor...¡CUIDADO!- Grito chucho. Hueso estaba tan feliz y confiado que sus instintos de supervivencia no reaccionaron a tiempo, pues un auto con un imbécil distraído como conductor embistió a hueso, quebrando así sus veloces patas.
Pero eso a hueso no le importó, pues se había hecho mucho mas veloz, Chucho le compro una "Maquina de velocidad" o al menos así le llamo hueso. El podía sentir el viento en su pelaje aunque sus piernas no se movieran, era el mas veloz, el numero uno, la gente lo aclamaba gritando su nombre...
O al menos es lo que el pensaba, pues resulta que, el viento que sentía no era mas que un ventilador, su "Maquina de velocidad" era realmente un silla de ruedas, su publico realmente si lo amaba pero era chucho gritando su nombre con desgarro y amarga tristeza, y sus carreras, sus veloces e intrépidas carreras no eran mas que una ilusión, una hermosa ilusión creada por su medicamento... para antes de "su ultima carrera"