La panadería

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Ambos entraron a la panadería, que había sido reformada al completo. Era un establecimiento amplio que constaba de tres habitaciones: en la entrada estaba el mostrador, por una puerta al fondo de éste se accedía al almacén de elaboración y por unas escaleras ubicadas al fondo, se bajaba al sótano dónde estaban los hornos. Hellenford se dirigió a las largas mesas dónde se amasaba e indicó a Kristen que se acercara.

-Aquí es-informó a Kristen-dónde Mariette preparó el banquete y dónde tanta gente voló en pedacitos.

El almacén estaba limpísimo. Algunas mesas tenían harina y panes (de plástico, observó Kristen) de decoración. El suelo de madera era extraño, tenía manchas negras que parecían calaveras. Kristen se agachó para verlas mejor de cerca y hasta las tocó. Sorprendentemente , eran líquidas y no se le ocurrió mejor idea que meterse un poco en la boca.

-¡EUGH!-dijo tras escupir aquel líquido- Sabe a sangre...¿negra?-.

Hellenford le miraba preocupado.

-Vale, lo tengo.-prosiguió- Gritos y manchas de sangre negra. Es un evidente caso de...

Una mesa salió volando, y una silla, y otra mesa, y los cuchillos; ahí no había un ente, habían al menos veinte. Pronto empezaron los llantos, los quejidos y los gritos. Hellenford se dirigió corriendo al sótano y cerró la puerta de acceso. La nerviosa Kristen se dirigió velozmente al edificio de información, dónde había dejado su maleta. La abrió descuidadamente para coger un pequeño ataúd de unos 30cm y una vela. Se acordó de coger unas cerillas que estaban al lado de una chimenea cercana y volvió a la panadería.

Se arremangó el jersey y se dispuso a ejecutar el ritual: colocó el ataúd, abierto, en el suelo y dentro puso la vela. Seguidamente la encendió y sin dudar un solo momento gritó "SI VIS PACEM, HIC ES LECTULO". Entonces, aquellas manchas negras se elevaron en el aire y se juntaron, formando una bola oscura de la que salían gritos y llantos. La bola se dirigió al ataúd y se metió ( tal era la fuerza negativa de esa bola que se apagó la vela); Kristen la cerró estrepitosamente. Cuando todo se hubo calmado bajó al sótano para comprobar el estado de Hellenford , pero vio algo que no se lo esperaba: algo había encendido el horno y le había metido dentro. Kristen se acercó al horno para ver si podía hacer algo, pero allí solamente había un cuerpo negro.

La ciudad de los CésaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora