¿no es muy cercano?

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-eres una paranoica, de verdad

-a ver, que la pesadilla me asusta pero no me la creo

-¿entonces por que le das tanta importancia?

-por que no se por que me dan esas pesadillas, no hay explicación para esto

-vamos a ver, ¿desde cuando tu tienes explicación?

-también, bueno venga que con la charla vespertina se nos ha echo tarde, vamos a vestirnos para el instituto

-¿tan malo sería faltar hoy al instituto?

La verdad, no soy de escaparme de las clases, pero necesito un respiro

-voy a llamar al instituto, diciendo que hoy faltaremos, por que hemos pillado la gripe el finde semana y que no podemos levantarnos de la cama, y sabiendo que los profesores no llaman a los padres, podremos faltar

-¡eres una genia, tía!

-si si, venga que tengo que poner voz de enferma ¡no me hagas reír que se nos jode el plan!

-vaaale

Después de hacer el paripe del año, nos vestimos, cogimos el coche y nos fuimos de compras.
Entramos a muchísimas tiendas, tanto de ropa como de maquillaje, zapatos y accesorios.
La mejor mañana de instituto de mi vida.

-Claudia, ¡me tienes que dejar ese conjunto! Jajaja

-¡pues tú me tienes que dejar esos zapatos también lista! Jajaja, podríamos repetir esto

-ya ves

-la pena es que como se enteren nuestros padres ¡nos matan!

-¡qué corta rollos eres!

Anda, vamos a comer algo

*suena mi móvil*

-es un número desconocido ¿lo cogo?

-prueba a ver

*descuelga*

-¿hola?

-Claudia, soy yo, Jorge

-hola, ¿como has conseguido mi número?

-bueno, me lo dijo un pajarito

En ese momento mire a Teresa con cara de pocos amigos, aunque tampoco me molesto demasiado, me disgusto bastante que le diera mi número a alguien sin mi consentimiento.

-ah, bueno, ¿querías algo?

-bueno si... me gustaría quedar contigo este sábado

Oh,oh problemas

-lo siento, he quedado con un... amigo

-eso no suena a un "amigo", si no a algo más

-bueno, he quedado con mi ex, este sábado

-ah, no es usual decirle a una chica de quedar y que te suelte eso, desde luego

-bueno, las circunstancias son un tanto, extrañas

-¿lo echas de menos, eh?

Eso me pareció un poco atrevido por su parte, solo me conoce de una fiesta. No tiene derecho a meterse en mis asuntos.

-bueno, si cambias de opinión, ya tienes mi número

-vale, adiós

-adiós, guapa

Espera, ¿me acaba de llamar "guapa"? .

Se que soy atractiva para los chicos de mi edad, y más mayores que yo, pero esto ya me ponía la mosca detrás de la oreja.

Primero un chico tímido y caballeroso, ahora descarado y muy misterioso, además de que cada vez se acerca más a mí, sin que yo lo consienta ¿de que va esto?

Todo esto es muy raro...

-Tere, ¿has pensado bien lo de dar mi número sin mi consentimiento, y las consecuencias que acarrea?

-no, no mucho ¿es que me vas a matar a cosquillas?

-no lo había pensado, pero es muy buena idea ¡ a la carga!

-¡eso si me pillas, lenta! ¡jajaja!

-¡ya verás, va a ser tu perdición, jajaja!

Después de una guerra de cosquillas muerte, abrimos el frigorífico y comimos lo primero que había.

Durante toda la tarde estuvimos hablando, viendo al tele y hubo otra guerra de cosquillas, la cuál gane.

Como vimos que nos hacía falta perder un poquito de peso, después de la comilona de al mediodía, salimos a correr.

-Claudia, ¿no estas cansada?

-no, pero tu estas roja y se ve que necesitas aire en los pulmones, vamos a volver andando

-¡gracias!

Tan solo un momento después, todo fue un desastre.

-¡Claudia, socorro!

Dos segundos después, sentí un fuerte golpe en la cabeza, y todo se volvió oscuro, estaba inmovilizada.

Me sumí en un profundo sueño, y la voz volvió a aparecer.

Pero había algo distinto.

La voz ya no era siniestra e inquietante, era cálida y tranquilizadora.

-desconocido-

-dios, ¿cuantas veces te tendré que salvar?

-¿cómo que cuantas veces me tendrás que salvar? y, ¿quién eres?

-digamos que, tu ángel de la guarda

-¿¡Jorge!?

-no soy Jorge, pero digamos que nunca me has visto. Date prisa en despertar, yo te saco de ahí

-¿dónde estoy?

La puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora