De estación a estación, junto a mi corazón

Juntos

Jueves 11 de marzo, 2004

Me desperté sobresaltada después de darme cuenta de que la alarma de mi reloj del buró no había sonado, sino que más bien mi madre había necesitado despertarme...

Por tercera vez esta semana.

Me vestí lo más rápido posible pensando en el sueño del que había despertado hace poco, puesto a que de nuevo había tenido ese sueño,

El sueño en el que aparecía él.

Lo había tenido durante todos los días en los últimos meses, siempre en el mismo lugar, en ese mismo tren que tomo casi todos los días, pero esta vez era algo diferente, estábamos agarrados de la mano y platicábamos.

Estábamos juntos.

Pero por alguna extraña razón siempre que llegábamos a un túnel no podía continuar o recordar, siempre despertara en esa parte, un poco molesta por el echo de que nunca lo podía acabar ya fuera por una u otra razón.

Casi me dio un paro cardíaco al salir del baño y ver el reloj.

"¡Rayos! Voy tarde"-eso es lo único en lo que podía pensar mientras salía corriendo de mi habitación para ir a tomar mi tren el cual me llevaría al trabajo, era la tercera vez ese mes y mi jefe me iba a matar.

-Adiós mamá, ¡te quiero!-Me despedí con un beso mientras agarraba un pan tostado que mi madre había dejado en la mesa para desayunar.

-¿¡Pero y tu desayuno Marinette!?

Sonreí mientras le enseñé el pan tostado.

-¡No, no, no! Eso es muy poco! Mira que estás muy flaca niña, necesitas comer más!-Me dijo con tono cansado y necio mientras me daba unas cuantas frutas en una bolsita y un termo con café.

-Gracias mamá-Le besé el cachete y me fui corriendo.

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Mientras tanto en otra parte
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Ya me había arreglado del todo después de desayunar, ese día no había podido dormir bien, así que tuve tiempo de sobra para arreglarme para ir a trabajar un día más.

Todos los días habían sido lo mismo en los últimos meses, ya tenía mi rutina, me despertaba, desayunaba, arreglaba y luego me dirigía a la estación de tren que se encontraba a unas pocas cuadras.

Ya iba abriendo el portón de mi casa vacunado escucho una voz muy conocida a mis espaldas,

-Joven Adrien, ¿está seguro de que hoy tampoco quiere que lo lleve a su trabajo?-Me preguntó por última vez mi chofer.

-No, gracias, ya sabes que prefiero tomar el tren.-dije mientras pensaba de nuevo en ella.

-¿Acaso es por esa hermosa joven de la otra vez?

Me sobresalte un poco, ¿desde cuando el lo sabía?

Pero si, tenía razón, todo era por ella, esa chica misteriosa y a la vez hermosa que se sentaba enfrente de mí en el vagón del tren que tomaba todos los días entre semana para dirigirme a mi trabajo, y no solo había sido una vez como el decía, si no que ya llevaba así por lo menos cerca de un año.