Que haya apagado la televisión me dan ganas de quitarle el control, de gritarle y pegarle por privarme de ver las noticias. Oh bueno, privarnos.
— ¿Porqué la apagas? —pregunté mirando la televisión, como si se fuera a prender por arte de magia.
No había escuchado sobre ese narcotraficante, quizás la universidad, las salidas con mis amigos, y los paseos con mi familia me mantuvieron ocupada.
Un sentimiento de tristeza me invadió y lo descarté cuando Henry se arrodilló frente a mi agarrando mis manos. Eso ya lo había hecho.
— Porque no quiero que veas sangre, ni mucho menos donde hay muerte —sé a lo que se refiere. Tal vez el tenga razón pero no puedo ser ignorante al mundo exterior.
Negué, buscando las palabras adecuadas para decirle que no seré ignorante—. Quiero ver lo que está pasando afuera porque ni siquiera sé lo qué pasa a mi alrededor —pensar en todo hace que mis ojos se llenen de lagrimas.
Llorar me hace sentir estúpida, como si fuera lo único que se hacer y no lo es. Me pongo de pie dándoles la espalda y aprovechando para quitar los rastro de lágrimas.
— Dime... lo que está sucediendo porque yo... no entiendo —volteé para mirar sus ojos, buscando tranquilidad en ellos.
El miedo recorre mi piel, la advertencia de ese desconocido sigue en mi cabeza y por más que intente sacarla es imposible. Todavía puedo escuchar esa voz grave, sus dedos en mi piel y ese escalofrío que recorrió mi cuerpo.
— Creo que... me voy, buenas noches —dijo Alec despidiéndose. Solo pude asentí y al parecer Henry también.
Solo quedamos nosotros dos solos, y siento como si las paredes se encogen a nuestros alrededor.
— Cuando... salí del cementerio un desconocido me... —no pude descifrar su mirada, porque cambió completamente—. Detuvo y... me advirtió sobre algo que yo no pude entender. Y quizá tú me puedas ayudar a saber lo que está sucediendo. ¿Cual fue la razón por la cual me pusiste un guardaespaldas después del tiroteo?
Estoy empezando a atar lo que ha pasado y estoy comenzando a creer que es en mi contra. Que los disparos tienen que ver conmigo, pero no tiene sentido porque yo no he hecho nada. Y sobre el desconocido tengo entendido que estoy en peligro, que la maldad me persigue y tengo que huir pero... ¿de qué?.
¿Cómo hacerle caso a un desconocido?
— Vamos por parte ¿de qué desconocido hablas? Alec no me dijo nada de un desconocido.
— Dijo que huyera lejos porque el peligro me persigue. Y tengo miedo porque todo esto...
— Tranquila —acunó mi cara en sus manos. Pero no me sentí tranquila, todavía no tengo las respuestas que quiero—. No temas porque no te pasará nada...
— ¿Porqué estás seguro de que no pasará nada?
— Porque te protegeré.
— ¿Protegerme de qué?
Se ve exasperado pero no puedo hacer nada. También sé que tiene las respuestas que necesito porque el puso un guardaespaldas para cuidarme, y aún no tengo claro de que.
— No es bueno... pero creo que deberías de saberlo —sus ojos se clavan en los míos y siento la necesidad de no apartar mi vista. Sus dedos dan círculos por mi mejilla y yo pongo mis manos sobre las suyas.
— ¿Qué... es? —mi voz salió temblorosa, con cierto miedo que no me gustara la respuesta. Estoy ansiosa por saber lo qué pasa y ahora no estoy tan segura.
Desde pequeña siempre fui alguien que le teme a todo lo que no conoció. Como por ejemplo, mi primera vez con patines sobre el hielo. Mi padre quería que patinara por mi misma pero yo me negaba rotundamente, las probabilidades de que me mantuviera de pie eran bajas.
Eso me enseño de que tengo que enfrentar las cosas, que el miedo de fracasar solo está en nuestras mentes y por eso no probamos cosas nuevas.
Pero esto no se trata de fracasar, se trata de una verdad que Henry está dispuesto a decirme. ¿Que podría ser?
— Estoy seguro de que... bueno, te puse un guardaespaldas porque tú seguridad es mi prioridad —y ahí estaba yo, en un desierto buscando agua; perdida —. Al parecer tu padre hacía tratos con... la mafia y...—no, por supuesto que no que no creeré esa vil mentira.
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En El Olvido ©
Short StoryCassandra Jenkins sintió que su vida se derrumbaría luego de haber perdido a sus padres y a su hermana pequeña en un incendio. Sentía que ya nada tendría sentido sin ellos y no tenía ganas de vivir. Pero luego llegó él para evitar que se derrumbase...