INESPERADO (Namjin)

KIM JEON-GI

Camino medio dormido hasta la puerta, no sé quién puede ser tan inconsciente de venir a estas horas a casa, JeonGi no me dejo dormir casi nada, paso toda la noche revolviéndose y quejándose, apenas y logre que se durmiera hace una hora, abro la puerta sin siquiera preguntar quién es primero, seis chicos con ropas muy abrigadas y cubre bocas se encuentran en mi puerta, no sé si reír por la emoción de tenerlos en mi casa o patearles el culo por no dejarme dormir, sin decir una palabra doy media vuelta dejando la puerta abierta en una clara invitación a seguir, señalo la sala y sigo hasta l habitación, tomo el radio y vuelvo para dejarme hacer en el sillón bajo la mirada de los seis chicos.

— Creo que alguien no pudo dormir — dice Suga haciendo que lo mire de la peor manera.

— Prepararemos el desayuno— dice Jimin— claro si nos dejas hyung— habla viéndome con pena.

— Están en su casa, hagan lo que deseen solo no hagan ruido, JeonGi no paro de moverse en toda la noche— digo sentándome bien en el sillón.

— ¿se llama JeonGi?— pregunta RM viéndome, mirada se conecta con la suya y mi cuerpo se siente vibrar.

— Si— contesto y justo lo escucho por el radio, me pongo de pie y voy por el.

Lo tomo de su cuna mientras hablo con él, tomo la mamila que prepare hace unos minutos y la traigo conmigo, sus manitas tocan todo lo que está a su alcance, sonrió viendo cómo se divierte con mi colgante, anoche olvide quitármelo, al llegar a la sala todos se abalanzan sobre mí y el pequeño en mis brazos suelta una carcajada como nunca lo ha hecho, los tres menores se pelean por quitarme al niño pero me alejo.

— No saben como hacerlo— hablo viéndolos.

NAM

Los tres menores y el mayor se ensañan en una discusión de cómo se sostiene a un bebé mientras yo no puedo dejar de ver esa hermosa personita siendo sostenida por alguien igual de hermoso ¿Qué carajos he pensado? Está bien Jin es alguien muy guapo, y es alguien a quien apareció demasiado, la mirada del pequeño y frágil bebé se conecta con la mía haciéndome sonreír, mi corazón late muy rápido y siento que quiero llorara por solo ver su carita, con solo verlo siento paz, una paz que he estado anhelando desde que el ahora castaño se marchó, no soy consciente de que me muevo hasta que tengo al pequeño en mis brazos, nunca he sostenido a un niño pero siento que lo hago bien, la sonrisa del pequeño que intenta tocar mi rostro me lo dice, dejo una de mis manos frente a su rostro y el bebé toma mi dedo índice con fuerza.

— Eres muy fuerte — hablo al niño quien deja de sonreír asustándome para después reír fuerte.

— ¿por qué lloras?— la pregunta hecha por el menos de todos me hace caer en cuenta de las lágrimas que ruedan por mis mejillas.