Capitulo 17

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Alejandra

Desperté gracias al insistente sonido del despertador. Me levanté con las ganas por el suelo y me dirigí al baño. Me di una ducha rápida y salí con una toalla envolviéndome el cuerpo.

Jandro comenzó a ladrarle a la puerta de mi habitación a causa del timbre que sonaba desde la puerta principal de mi casa. Deje que le ladrara a la puerta, ya mi madre abriría.

Abrí mi closet y saqué una de mis manga largas favoritas. Decía Life Goes On en letra cursiva y debajo era como la maquinita marcadora del pulso que hay en los hospitales. Era blanca y las letras en negro. También cogí una campera negra holgada. Y en las pierna un pantalón de buzo negro con unos tenis blancos.

Aliste mi mochila con mis libros de física, biología, matemáticas y música. Hoy debíamos presentar la canción así que cogí la guitarra igual. Busqué en mi escritorio un libro que no haya leído pero al parecer todos los que tenían ahí ya habían sido leídos por mí, buscaría alguno en la habitación de mi mamá.

Una vez lista comencé a bajar las escaleras con cuidado de no caerme, ya que Jandro paso como loco, de seguro para ver quien tocó el timbre. En la mitad de las escaleras me encontré a mamá subiendo estas y le saludé.

— Hola ma –bese su mejilla.

— Qué suerte que ya estas lista, estaba yendo a buscarte.

— ¿Para?

— Un chico te busca, lo dejé pasar a la sala, dice ser tu compañero y amigo –la miré extrañada. ¿Quién podría ser?

— Iré a ver.

— Claro –comenzó a subir las escalera y yo a bajarlas, pero ella hablo antes de que ambas llegáramos a nuestros destinos–. Hija –la miré–, es muy guapo, tal vez le gustes.

Negué con la cabeza lentamente soltando una carcajada. Seguí bajando las escaleras y fui a la sala. Me sorprendí al verlo ahí.

¿Qué hacía Alex sentado en el sofá de mi sala?

Estaba jugando con Jandro en el sofá. Carraspee y el paró, me miro y sonrió.

— Hola Ale –me sonrió, causando la misma mueca en mí. Le sonreí.

— Hola Alex –me acerque a él y lo salude con un beso en la mejilla–. No lo tomes descortés pero... ¿Qué haces aquí?

— Oh, sí, lo lamento. Sé que no me esperabas pero decidí en venir a buscarte y llevarte al instituto.

— No hacía falta, gracias, pero aún no he desayunad. –me excusé. No tenía ganas ir con él. Sé que si acepto mi madre comenzará con sus preguntas cuando nos veamos.

— Qué bien –lo miré extrañada–. Yo tampoco desayuné, podemos pasarnos por Starbucks y comprar algo

¿Alguien tiene una excusa para mí?

— Vamos, me sentiré mal si rechazas mi oferta –insistió.

— Vale –él sonrió.

— Déjame ayudarte con eso –cogió mi guitarra y no me opuse, me molestaba tener que cargar con eso.

— Gracias –le sonreí–. ¿Puedes esperarme en el auto? Iré a despedirme de mi madre.

— Claro.

Salió por la puerta y miré a Jandro.

— ¿Te cayó bien? –Jandro comenzó a ladrar y mover la cola. Sí–. Que no se te haga costumbre verlo, nos iremos pronto a Nuevo México.

Bullying, Anorexia y un Angel - Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora