22: Ella

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« jacob »



La veo correr por un largo corredor que se extiende frente a mí. Trae su largo cabello suelto cayendo en suaves ondas por su espalda, un simple vestido strapless blanco es lo que cubre su delgada figura y no puedo evitar fijarme en la falta de zapatos.

Es casi fantasmal.

Todo es completamente blanco y casi temo estar al punto de la muerte. ¿Qué es lo que realmente ocurre aquí?

Pongo toda mi atención en la chica que corre como si su vida dependiera de ello. Cada tanto tiempo se permite dar un vistazo y después continúa su carrera que parece no tener fin. En realidad, el corredor y todo lo que puedo ver, parecen no acabar jamás.

Pretendo correr y en unos cuantos segundos estoy corriendo a tan solo un metro de distancia de ella. Alzo mi mano para detenerla, me siento agotado y creo que me vendría bien parar pero desisto de ello, si lo hago seguramente la perderé. Cuando por fin logro tocar su hombro desnudo con el dedo índice de mi mano derecha, ella se detiene sorprendida por el contacto y fija sus ojos en mí. El dolor en sus ojos es tan perceptible que siento cuchillas cruzando mi pecho y de pronto la sensación de asfixia y algo muy parecido a la claustrofobia me inundan y siento morirme. Una lágrima se derrama a través de su mejilla y niega mientras apunta a lo lejos. Me percato de que el pulcro pasillo ha desaparecido siendo sustituido por un gran y verde prado. Miro en la dirección en la que su dedo apunta y lo último que alcanzo a percibir es un hombre joven y un niño a su lado...

La negrura me impide seguir allí.



Despierto sobresaltado y golpeo mi cabeza contra el cristal provocando un sonido extraño que suena bastante fuerte. Reviso mi cabeza solamente para asegurarme de que no me he herido e inmediatamente giro mi cabeza a la derecha para asegurarme de que Diane sigue ahí. Lo hace. Está despierta y su semblante ha pasado de la preocupación a la diversión en tan solo un segundo.

— ¿Pesadillas? —inquiere y hace de nuevo esa cosa de tratar de elevar solamente una ceja. Si supiera lo graciosa que se ve cuando intenta hacer eso.

—Tal vez. —contesto a pesar de que ella y la mitad del vagón deben conocer la respuesta. Suspiro y ella ladea su cabeza.

— ¿Qué ocurre? —insiste y deja la vieja revista de nuevo en el sitio donde la encontró hace rato. Me presta toda la atención y pienso en lo que ocurre. Simplemente tendré una entrevista de trabajo en unas horas y otra en dos días. Y las múltiples cosas que dejé desatendidas en Nueva York por embarcarme en esta aventura.

Oh sí, olvido el hecho de que mi novia viaja conmigo en un tren.

Dios, se siente genial poder decirlo.

Mi chica.

—Estoy nervioso. —digo simplemente sin referirme a algo en específico. Diane arruga la nariz y río. Diablos, es adorable. ¿Cómo he resistido todos estos años?, deberían otorgarme un premio o algo por el estilo.

—No deberías estarlo, estoy segura de que te irá muy bien. —Eso espero. Pienso y sonrío ante la confianza que me tiene. Ella imagina que mis nervios son por las entrevistas de empleo. Diane suspira y recarga su cabeza en el asiento, mantiene la vista fija al frente y suspira. — ¿Crees que seamos una carga molesta para Ethan?

Yo mismo lo he pensado.

—No lo sé. —admito. Solamente pasamos cuatro días en casa de Ethan y ya extraño mi hogar. Él no ha mencionado nada al respecto sobre ser alguna molestia y no creo que lo haga. —De todas formas, en cuanto pueda buscaré algo en renta. —Cuando Diane anunció que volvería a Londres no dudé ni un segundo en proponerme como compañía para su viaje. No tomé en cuenta la posibilidad de que ella quizás quisiera quedarse aquí.

Always for you || niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora