Fix you

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Aneley

Agarré mis cosas, me puse los auriculares y corrí, necesitaba sacar todo, expulsarlo de mi sistema y lo estaba logrando, porque tenía que aparecer justo ahora para arruinarlo todo, no me di cuenta de que corrí hasta la casa de Bea.

_ ¿An, que paso? te ves terrible.

_Bruno esta acá, entro a mi cirugía, no sé cómo convenció a Gascón, pero estaba, ¿qué hace acá? ¿Bea que quiere ahora?

Sonaba como loca y no sé en qué momento comencé a llorar a mares

_Tranquila, que hace Bruno acá, no dejaron claras las cosas en París, no entiendo amiga.

_Yo menos Bea.

En ese momento entra Pablo, y vi en su mirada de culpable, el muy desgraciado sabía todo

_OH! Mierda, ¿Qué hizo ahora?

_Sabias no, sabias que estaba acá, ¿Qué es lo que quiere? engancharme de vuelta para destrozar todo lo que hice y volver a huir, ¿Qué pasa Pablo? realmente me odias, pensé que solo querías verme feliz.

_An, no, él te quiere, escúchame.

No pude más y salí de ahí, no me sentía segura en ningún lado.

Llegué a casa me bañé y puse música a todo volumen, de esa lenta que rompe tu corazón, necesita entenderlo, me abrí una cerveza y me senté a pensar. tenía miles de preguntas y no había respuestas acá, pero sabía dónde encontrarlas.

Golpeé su puerta, el abrió y estaba muy sorprendido de verme.

_ ¿Qué haces acá Bruno, que buscas ahora, que quieres de mí?

Pero no me alcanzo a responder solamente me atrajo hacia él y me beso, creo que me fallaron las piernas porque de repente estaba en sus brazos, perdí la noción de cuanto paso pero estábamos sacándonos la ropa tan rápido y besándonos tan desesperados, que parecía un remolino, me beso en cada lugar de mi cuerpo como marcando territorio, no tenía ni idea que era el único, que nunca nadie me había besado ni ahí, ni de esa forma, lo deje amarme fue dedicado, sentimental creo que fue la primera vez que me hizo el amor.

Me desperté y hui de su cama tenía que alejarme y poner distancia para pensar que estaba haciendo, porque no podía resistirme a él, esto no iba a terminar bien.

Trabajé en la guardia de treinta y seis horas corridas tenía miles de mensajes y llamadas de todos, pero necesitaba mi espacio.

Tenía que hablar con varias personas y sabia a quién ir a ver primero, lo cité a Agustín en un café, un lugar neutro para hablar.

Le conté toda mi historia, solo me dijo que haga lo que me indique el corazón, que solo se le puede pedir a cada uno lo que puede dar y yo no podía darle mi corazón porque no lo tenía, le pertenecía a otro, él lo noto cuando nos vio juntos operando, había algo más, sabíamos bien que hacer y que iba hacer el otro, ahí entendió todo.

Lo abracé y le deseé lo mejor, era un gran tipo, pero no era el mío

_Bea, lo siento por todo, no quise hacer un problema con Pablo, ni derrumbarme así, pero fue mucha emoción en un día, mucho que procesar y no sabía cómo.

_Tranquila amiga, yo voy a estar siempre para vos, me sorprendió verte tan humana, siempre eres tan correcta que me asusté y con Pablo hablamos, prometió no meterse más.

_Gracias, hoy cenamos en tu casa, Mari llega a noche.

_Si claro las espero.

Busqué a Mari en el aeropuerto, hablo de lo maravilloso que fue todo y como le abrió la cabeza, me contó que no ha podido estar con nadie, que necesita un cambio y para eso necesita estabilidad, quiere amar a alguien, pero no sabe cómo.

Llegamosa la casa de Bea a cenar y le tuve que contar todo cuando Pablo no paraba depedirme disculpas, sobre todo porque la persona que estaba tras de la puertaera la que había estado evitando estos últimos días.

Mi mejor versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora