-Bebe todo el jugo de remolacha, es de color púrpura, te gusta el color púrpura.
Su hija hizo una mueca mientras lo sorbía del vaso, pero era parte de alimentarla sanamente, y cabía mencionar que el color del jugo hacía juego las ojeras de esa mañana, a pesar de que ambas niñas se habían despertado tarde y Phoebe había dormido de corrido luego de su comida nocturna -todo gracias al cansancio del día anterior- ella aún se sentí agotada, era sábado y a pesar de las fuertes rachas de viento que hacía afuera el cielo estaba despejado para estar entrando en el último mes del año.
-Mami no.
-Venga Dul tienes que beberlo, ¿quieres ser una niña grande algún día verdad?
-No.
-¿Quieres quedarte pequeña y verde como Yoda?
-¡Mami! -asintió con ganas, los mechones de pelo rubio se sacudieron contra su rostro cubierto de tostadas francesas.
-No se puede negociar contigo.
Fue a vigilar a Phoebe que movía brazos y piernas tendida sobre la alfombra gorjeando alegremente, le había puesto el gimnasio para bebés y le encantaba mirar las figuritas que colgaban sobre su cabeza, estaba creciendo muy deprisa ya que pronto cumpliría cuatro meses, la pequeña fijó su mirada en ella y sonrió mostrando sus encías rosadas dándole un vuelco al corazón, y hablando de corazón, tenía que hablar con su hija mayor, así que cuando acabó su tostada le quitó el plato del frente y se acuclilló para mirarla a los ojos, cosa difícil ya que los tenía pegados por la cara por la miel de maple.
-Vamos a tener una charla de mujer a mujer, tú y yo ahora.
La niña asintió solemne.
-Dulcie, quiero que escuches con atención -le apartó los mechones del rostro para verla con atención, la pequeña le devolvía una mirada ansiosa con sus enormes ojos azules -. Jamie... es nuestro vecino, solo eso, no quiero que vuelvas a llamarlo papi, ¿queda claro?
-Papi -repitió con una sonrisa, como si de todo aquello solo recordara una palabra.
-No, Jamie no es tu papá, Jordan es tu papá y no tienes idea cuánto lo siento -se le formó un nudo en la garganta así que tuvo que carraspear para continuar- porque si hubiera sido más sensata habría elegido un mejor hombre, pero no me arrepiento porque te tengo a ti y a tu hermana y son lo mejor de mi vida.
-Mami -con sus pequeñas manitas la tomó por las mejillas, aprisionándolas hasta que la hizo reír. -Mami.
-Ojalá te hicieras una idea de lo mucho que te quiero -le mordió juguetona el cuello haciéndola reír y luego la llenó de besos- pero ya está bien, me apetece que salgamos a pesar del frío que hace, buscaremos un sitio para divertirnos.
Luego de abrigarse bien las tres, colocó a Phoebe en el cangurito y tomó a Dul de la mano, llamaron al elevador que al abrirle les mostró Jamie recién bañado y cargando una caja en sus manos, al verlas abrió la boca como si fuera a hablar pero nada salió de ahí.
-Buenos días -Dakota entró con las niñas y lo empujó fuera - ¿mucho que hacer esta mañana?
-Tengo que ir un par de horas de nuevo a la Storehouse -tenía un pie dentro para evitar que el elevador se moviera - y luego estaré libre, podríamos ir a comer...
-No lo sé, seguro estarás muy cansado -notó que lo que fuera que hubiera dentro de la caja había dejado el reducido espacio con un dulce aroma pero no quiso preguntar- quizá nos veamos más tarde.
-¿Y qué tal si cenamos? Una pizza con jamón serrano y cabolla -lo dijo con una sonrisa tentadora- y podremos poner Harry Potter diez o doce.
-Solo hay ocho me temo -lo corrigió, Dulcie miraba de uno a otro con la boca fruncida, empujó la pierna de Jamie fuera para que la puerta se cerrara - y ya veremos, que pases buena tarde.
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Trato hecho | Jamie y Dakota
FanficJamie Dornan está a punto de conseguir el puesto que he deseado en la empresa Guinness desde que comenzó a trabajar ahí, luego de siete años de esfuerzo y trabajo duro ve la oportunidad a tan solo unos pasos de él y ahora necesita un empujón que lo...