Capítulo 1: Aquellos días

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El día había transcurrido como siempre, el sol brillaba y la suave brisa entre los árboles creaba un sonido relajante. Era ya la última clase, y todos estabamos ansiosos por salir.

-tss- un sonido atrajo mi atención e hizo que girara la cabeza. El chico que estaba sentado a un lado de mí estaba llamandome.

-Qué quieres ahora Takashi- respondí molesto a mi compañero.

-¿Cuanto tiempo falta para que termine la clase?- dijo Takashi ignorando mi actitud.

-Un minuto menos desde la última vez que preguntaste- le contesté expresando mi apatía hacia su pregunta.

-Je, perdón es que ya me quiero ir, ¿O acaso tu no Ray?- sonrió Takashi a la vez que se rascaba la nuca.

-No por eso me lo tienes que preguntar CADA TREINTA SEGUNDOS- respondí , y así fué, Takashi había estado preguntándome la hora desde que inició la clase, y ya estaba fastidiado de sus preguntas.

-Takahashi por favor guarde silencio- pidió el profesor del aula, que igualmente estaba ya cansado de las frecuentes conversaciones de los dos alumnos durante la clase.

Todos nuestros compañeros comenzaron a reír.

-Si profesor- dije avergonzado.

Mi nombre es Ray Takahashi, un chico de estatura media-baja (1.70m si no me equivoco, no me agrada mucho medirme), callado y que no resalta mucho, lo que me hace el objetivo de los típicos matones del Instituto. Mi familia acostumbra viajar mucho, así que conozco muchos lugares y hablo moderadamente bien unos cuatro idiomas. Por lo mismo de que viajo mucho, nunca he tenido muchos amigos, pero lo que me falta en cantidad, me sobra en calidad.

Takashi y yo hemos sido mejores amigos desde los 8 años. Siempre que viajo nos comunicamos por internet, así no me atraso en mis estudios.

Takashi, por su parte siempre ha sido de los más altos de la clase, habla durante las clases y es muy popular entre las chicas, aún cuando tiene muchos amigos, desde que llegé a Japón hemos sido mejores amigos. Ambos, aunque no coincidimos en muchas cosas, aceptamos nuestras diferencias y nos divertimos.

Suspiré, no acostumbro a ser reprendido por el profesor.

Un par de minutos después la campana anunció el final de las actividades escolares.

-Muy bien, nos vemos la próxima clase, recuerden que el proyecto se entrega mañana, y Takahashi, espero que no produzca desorden la próxima vez- dijo mi profesor apuntandome con el dedo índice.

-Si señor- contesté con la cabeza agachada.

Todos los alumnos comenzaron a salir del salón de clases.

De camino a la entrada del Instituto, escuché la voz de Takashid trás mía.

-¡Ray! Espérame viejo- gritó Takashi mientras trataba de alcanzarme.

-Claro, ¿ya te vas?- le pregunté mientras comenzabamos a avanzar rumbo a la puerta principal.

-¿Acaso eres idiota?, ¡Casi parece que no me conoces!- dijo enérgicamente -Estamos en plena juventud y tu en todo lo que piensas es en tus videojuegos, pero tranquilo te conseguiré una novia más rápido de lo que puedes decir "Takashi es el mejor amigo del mundo y le daré todos los Pokimon legendarios que he capturado"-

-No necesito nada de eso- dije a la vez que volvía mi vista hacia mi anterior destino

-Si si, tu sigue negandote, pero creo que esa sempai Yuuri del club de jardinería te hechó el ojo- dijo en tono burlón Takashi

-...- me quedé callado

-Oh ya se, que tal Kurumi-sempai del club de atletismo, seguramente sea tu tipo- Takashi siguió siendo molesto, así que simplemente decidí cambiar el tema.

-Hay que hablar de otra cosa, ok?- dije cansado de la "ayuda" de mi amigo.

Ciertamente nunca he sido bueno hablando con chicas, y hé tenido numerosos desamores durante todo el tiempo que llevo conociendo a Takashi, al ser muy tímido y no poder expresar mis sentimientos tan fácilmente, pero eso quedó atrás y ya no me preocupa más...

-Ok ok, entonces ya me voy, te veo después- se despidió Takashi

-¿A dónde vas?- pregunté

-A una fiesta, ¿quieres venir?- respondió Takashi

-No, no gracias mis padres no están en la ciudad y tengo que hacer todos los quehaceres- denegué la invitación -Además ya sabes que yo no soy de ir a fiestas-

-Ok "hikikomori" entonces nos vemos luego- dijo Takashi mienstras comenzaba a alejarse

-Adiós, tal vez te vea en la esquina de siempre, seguramente el poste de luz tenga otra de sus interesantes historias para contarte- dije alzando la voz para que me pudiera escuchar.

Él tan solo rió y siguió su camino.

Así fue como me despedí de mi mejor amigo, sin saber que sería la última conversación normal que tendríamos, que tan solo unas horas más tarde nuestras vidas cambiarían para siempre.

Aprendiendo a (sobre)vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora