Una cuerda colgaba en el techo de la cálida habitación de paredes blancas, iluminada por la única luz que entraba por el ventanal.
Yoongi vestía un pantalón de algodón color negro acompañado de una bata corta a juego que cubría su torso dejando ver solo sus clavículas y una parte de su pecho, ajustándose a su cintura con una cinta anudada.
Sus manos blancas y de venas marcadas acomodaban las sogas sobre la suave alfombra, en el silencio reflexivo que le ofrecía la soledad de aquella habitación.
Jimin lo observaba sigilosamente a través del hueco de la puerta emparejada, jugando nerviosamente con sus dedos en el borde de la bata de seda que tenía puesta, dudando en si entrar o no.
Se recargó sobre la puerta de madera, haciendo que emitiera un pequeño chirrido, sin embargo Yoongi pareció no haberlo notado.
Jimin siguió mirando al objeto de su adoración con sigilo, apretando su labio inferior entre sus dientes.
-- Se qué estás ahí, Jiminnie, ya deja de tratar de esconderte.-- La voz de su maestro lleno el silencio con su tono grave y ronco, erizandole la piel cuando los ojos del mayor se posaron sobre él.-- Ven aquí.-- Le pidió, y talvez Jimin se hubiera negado ante el tono demandante que su maestro había usado para llamarle, si este no le tuviera tan cautivado por sus encantos.
Caminó tímidamente, con su mirada baja, mirando hacia sus pies sobre el suelo de madera hasta que hubo pisado la alfombra de blanco pelaje, suave bajo sus pies. Se arrodilla a su lado y mantiene la mirada gacha.
El pelinegro toma su mentón y lo hace verlo directo a los ojos felinos color chocolate. Las mejillas del menor se espolvorean de un leve carmín al sentir como los orbes del mayor se posan sobre él, sus piernas tiemblan, como si lo perforarse con su mirada.
-- ¿Qué estás pensando?-- Susurra acercándose, su aliento cálido golpeando sobre sus labios, como una caricia que hace al más joven desear más. Aún con su fuerte mirada puesta sobre el menor, quien rehuye el contacto visual, sintiéndose cohibido, sintiendo como si su mayorsupiera cada cosa a cerca de él en un parpadeo.--
-- Nada de importancia, sensei, lamento importunarlo mientras está trabajando.-- El rubio trata de justificarse, intentando con todas sus fuerzas no tartamudear y sintiendo la temperatura de su rostro incrementar.
¿Cuando es que Yoongi había tomado tanto poder sobre él?
-- Estamos solos, Jimin, puedes hablar en nuestro idioma.-- El menor pide perdón en su lengua natal, ganándose una risilla del mayor.-- Además, no creo que se trate de algo sin importancia si estas vestido de esta manera.-- Inquirió Yoongi levantando una ceja, escaneando a su aprendiz y evitando morderse el labio ante la vista que tenía enfrente. Mientras tanto, el rubio se sentía avergonzado ¿En qué había pensado cuando se puso ese atuendo ridículo? ¿Que creía cuando fue a plantarse así a la habitación de su maestro? ¿Con qué finalidad?