Perdón por hacerte esperar un siglo, espero que te guste mucho bebecita 💗
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Como todos los sábados después de entrenar Antoine vino a mi casa. Seria una visita muy tranquila di no fuera por el hecho de que solamente viene para que tengamos sexo.
Ni bien entro a la casa tiro su bolso a un lado y me beso. Ese beso se sintió distinto a los demás, tal vez era porque me había enamorado de él. Anto y yo hacemos esto desde hace casi 1 año, se que esta mal pero no lo puedo evitar.
– ¿Por que tenés tanta ropa puesta? - Pregunto mientras dejaba besos en mi cuello y empezaba a sacarme la musculosa – Desnuda te ves mas hermosa.
Sonreí por esa frase y seguí besándolo pero esta vez con mas desesperación mientras le iba sacando la remera y él me sacaba el corpiño. Mientras nos besamos ibamos caminado hacia el sofá que estaba en el living. Nos separamos por falta de aire y el se sentó.
– ¿Por que no mejor te arrodillas y me ayudas con esto? – Me preguntó mientras miraba su bulto. Yo solo sonreí y me arrodille y le saque lo que le quedaba de ropa.
Una vez desnudo agarre su miembro y me lo metí en la boca, pude escuchar como dejaba salir un gemido de su boca y eso me dio mas motivación para masturbar y succionar más rápido.
Yo iba rápido y eso a él le gusta ya que de vez en cuando me agarraba el pelo y me embestía haciendo que casi toda su polla entrara en mi boca.
Me di cuenta de que estaba a punto de llegar al orgasmo pero paro antes de hacerlo paro y luego me dio un beso – Mierda amor vos si que saber chuparla – Dijo con una voz ronca – Pero es mi turno de hacerte tocar las estrellas.
Me agarro de la cintura y me puso en el sillón donde él estaba previamente para sacarme el short y la tanga. Me abrió de piernas y pude ver como se relamia los labios.
– Estas tan mojada – Paso un dedo por toda mi vagina – Y es gracias a mi ¿verdad? – Yo asentí y metió dos dedos dentro mio a lo que yo gemí y el sonrió para empezar a hacérmelo con sus dedos mientras pasaba su lengua por mi clítoris. Yo solo podía gemir y agarrar su pelo para acercarlo más a mi.
Estuvo así durante varios minutos hasta que para y se empezó a acomodar en mi entrada.
– ¿Estas lista hermosa? – Preguntó metiendo la punta.
