Querido A:
Hoy te he visto en el metro. Hoy me has sonreido. Hoy he mirado hacia la ventanilla para que no pudieras ver mis ojos llorosos.
Olvidaba que seguimos viviendo en la misma ciudad. Tarde o temprano, esto tenia que pasar. Y maldita sea la probalidad y la estadistica, y maldio sea el destido y la casualidad... por haberte devuelto a mi mente cuando ya casi desaparecías de ella.