Dos años habían pasado de aquel incidente. Pero poco a poco las cosas habían vuelto a la normalidad. Y en aquel instante, todo lo sucedido ya no aparecía en las noticias más que ocasionalmente, aunque aún la población lo recordaba con algo de pesar. Había conmocionado a buena parte de la población, pero ya no se comentaba tanto. Y aún si aún no se había logrado atrapar a los secuestradores, el público estaba conforme con los resultados. Agencias Min, al ganarse la simpatía de la gente, había duplicado sus ganancias, y se había condenado a cadena perpetua a los agresores de Jungkook. Los juicios habían sido especialmente duros para él. Eso era todo lo que el público sabía y se imaginaba, después de que unas fotografías de la salida del juicio, que intentó hacerse en privado, sacasen no solo a varios de los involucrados, sino también a Taehyung y Yoongi acompañando hasta el coche a un Jungkook completamente desmoronado, hundido en lágrimas. Aquello había causado una recaída en Jungkook. Después de aquello Yoongi había insistido en que no volvieran a meterse en el asunto de los juicios. Pero tras muchas dificultades, ahora todo volvía a ser normal. Y la alegría había vuelto a sus vidas.

- Con cuidado...

Jimin asintió, colocando cuidadosamente la última vela de aquella tarta de chocolate que habían preparado con algo de torpeza y mucho cuidado. Una vez terminada, Jimin sonrió ampliamente, mientras que Yoongi reía un poco.

- ¿Le gustará?

- Estoy seguro de que si. Y si no, nos la comemos nosotros - murmuró en broma, guiñándole un ojo.

Ambos rieron un poco más, divertidos.

- ¿Ya está lista la tarta?

Ambos, al oír la voz de la madre de Jungkook que les miraba enternecida mientras entraba, asintieron, mostrando orgullosos el resultado.

- Tiene un aspecto delicioso, mis niños - les felicitó dulcemente, revolviéndoles con cariño el cabello - Yoongi, deberías volver a tu pelo normal, se me hace raro verte con ese color. Eres muy joven, parecen canas.

Yoongi sonrió levemente, negando divertido. Unas semanas atrás había tomado la repentina decisión de teñirse el pelo. No como Taehyung, que aún lo llevaba rubio cenizo como el día en el que lo había conocido, sino plateado. Hacía años que tenía ganas. Y realmente al ver el resultado, no podía estar más contento.

- Pues mucha gente dice que a los hombres nos quedan mejor las canas - se quejó falsamente el padre de Jungkook que venía de entrar, causando risas generalizadas.

Justo en ese instante el teléfono de Yoongi sonó, notificando un mensaje. Rápidamente lo leyó, y enseguida se mordió el labio, tomando aire.

- Están llegando. Han vuelto antes, el psicólogo tuvo que irse por una urgencia familiar.

No hizo falta decir más. Rápidamente apagaron todas las luces, Jimin tomó la tarta para esconderse con el resto en el salón, a oscuras, donde Yoongi encendió cuidadosamente las velas una a una. Esperaron pacientemente, en completo silencio. Y finalmente pudieron escuchar como abrían la puerta principal. De alguna forma se mantuvieron quietos, pudiendo escuchar como Taehyung, desde la entrada, le murmuraba algo ininteligible a Jungkook. Pasos. Y cuando finalmente la puerta del salón se abrió y Taehyung encendió las luces, un conjunto grito resonó.

- ¡Feliz cumpleaños!

Jungkook enmudeció incapaz de reaccionar por un instante, parado en el borde de la puerta mientras Taehyung le plantaba un dulce beso en la frente. Pasó velozmente de sorpresa, a confusión, a finalmente recordar que efectivamente se trataba de su cumpleaños. Jimin se acercó enseguida, con cuidado de no tirar la tarta, deteniéndose frente a él con su amplia sonrisa.

De Jimin Para Yoongi {{Terminada}}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora