Capítulo Único

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namkook | fluff | OS

La primera vez que dijiste mi nombre sentí que por fin, por fin, mi vida cobraba sentido.

Pero no puedo decirte eso, ¿no es así? Si te digo que espero por ti en tu cuarto cada vez que te vas, si te revelo que he trasnochado hasta escuchar tus pasos atravesar la entrada, si te cuento que tu voz es el auge de mis tardes, tú no me creerías, ¿verdad?

¡Ah! Pero no he contado nada de ti, lo cual es raro, cuando me paso horas y horas a tu alrededor.

Su nombre es Kim Namjoon. Es un chico alto, con piel bronceada y un corazón enorme. Y es muy, muy, inteligente. Es el tipo de hombre que cualquiera querría a su lado, y para mí es el único hombre al que he logrado amar.

Namjoon siempre fue atento conmigo desde el comienzo, recuerdo que cuando lo conocí él me miró como si fuera el ser más precioso que había visto en su vida. Y yo lo miré de vuelta, tratando de sonreír mientras mostraba mis dientes. Desde muy pequeño, mis dientes me habían acomplejado en exceso, son un tanto grandes y sobresalen más que de los demás. Aunque justo en ese instante, cuando su mano rozó mi mejilla y sus hoyuelos se presentaron, me permití olvidarlo todo.

—¿Jungkookie?

Apenas lo escucho llamarme desde la entrada salto de mi cama y corro a nuestro encuentro. Parece que fui demasiado rápido porque noto el suelo algo resbaloso y casi me caigo. Pero Namjoon sonríe ante mi torpeza y me recibe con los brazos abiertos de todas formas.

—¿Cómo lo has pasado hoy, pequeñín?

Sus apodos me hacen muy alegre y lo nota, toca mi cabeza desordenando mi cabello que tanto tiempo he pasado en arreglar y me guía hasta la cocina. Mi boca se llena con historias que contarle, que me he pasado la mañana jugando en la sala y a la tarde intenté preparar algo para comer. No resultó, el desastre quedó oculto bajo la alfombra. Pero nada sale en forma coherente, solo consigo hacer un ruido extraño en emoción de que está en casa.

Dando saltitos trato de ir a la heladera y esta vez prepararle algo en serio comestible, pero me detiene tomándome y alzándome hasta su regazo. Si pudiera estar en un lugar por todo un día, sería junto a él, así como ahora. Simplemente sentados y mimándonos el uno al otro.

Sus manos son grandes y sus dedos me hacen sentir electricidad, me acomodo mejor y él se sienta más relajado en la silla, nunca dejando de sonreírme. Cuando sus caricias pasan por detrás de mis orejas percibo un cosquilleo en mi vientre y solo quiero tenerlo más cerca. Esta vez logro hacerle reír con mi impaciencia y me abraza fuerte contra su pecho.

—Eres tan adorable —me susurra con su boca contra mi mejilla y mi corazón late fuerte, tanto que temo que lo pueda oír—. Gracias por estar en mi vida, Jungkook. Dios. Te quiero tanto.

Me remuevo feliz, conteniendo mis ansias de llenarlo de besitos y amor, y le hago saber que también lo quiero mucho.

Sin embargo, nada alcanza a demostrarle que en verdad lo admiro en demasía. De cuanto agradezco el día que nos conocimos y me llevó a su casa sin pensarlo dos veces. Recuerdo que al principio fue incómodo, yo mismo estaba reacio a su presencia. Jamás me habían enseñado a amar en serio, los compañeros que antes había tenido no se comparaban a él. En nada.

La primera vez que dormimos juntos fue por culpa mía, o quizás fue inocente iniciativa. Era la primera noche que dormía en su casa y, a pesar de que me había dado el cuarto de invitados para instalarme, nunca había dormido solo antes. Siempre con un cuerpo a mi lado, aun si era solo por instintos y no por desearlo.

Por eso, cuando me presenté en su cuarto en medio de la noche, realmente esperaba que me rechazara. Me había preparado mentalmente para que me gritara, para que me echara de la casa en el peor caso. Ya me había ocurrido el ser desechado. Ya estaba acostumbrado.

Light of my life || namkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora