Capítulo 8:

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- ¿Estás lista? - me preguntó Kael.
Asentí.
Esa mañana, Lia había ido a buscarme y tras ayudarme a vestirme, Nate nos había acompañado al comedor con las demás damas. Los nervios me habían cerrado el estómago y no fui capaz de probar bocado.  Ahora me encontraba en una camilla de la Sala Blanca con Nate y Cassiopea observándome desde un lateral y con Kael sentado a mi lado y su pluma lista. Comenzó a dibujar la runa en mi antebrazo y antes de que los párpados comenzaran a sentirse pesados y se cerraran, me fije en la pluma. Parecía un mineral celeste y opaco al que le habían dado una forma alargada que terminaba por un extremo en punta. En su interior parecía tener trazos blancos y pequeños brillos. Cerré los ojos y cuando volví a abrirlos Cassiopea ya no estaba y Nate se había sentado. Me fijé en que en el brazo ya no estaba la runa. A pesar de que sabía que debía haberme dormido 10 minutos solo sentía que hubiese pestañeado. En el brazo tenía dos símbolos. Uno de color negro y otro celeste. Kael estaba escribiendo en un pergamino cuando se dio cuenta de que había despertado.
- ¿Cómo te sientes? - me preguntó con una sonrisa.
- Como si no hubiera pasado más que un segundo.
- Es natural. ¿Comprendes el resultado de la prueba?
- Sí... - murmuré.
El primer símbolo significaba 94 y el segundo 6.
- En ese caso no mecesito decirte en qué Guardia estarás.
Suspiré. 94% Guardia Oscura y 6% Guardia Celeste.
- Tienes el segundo porcentaje más alto jamás registrado para la Guardia Oscura. El primero fue el de Sebastian. 97%. Voy a terminar de rellenar este informe y lo archivaré de manera que ya quedes registrada y puedas examinarte.
- ¿Y ahora iré a la Residencia?
- No exactamente. No creí que tu resultado fuera este pero contemplé la posibilidad y hablé con Sebastian sobre ello. La Guardia Oscura es muy reducida y funciona de distinta manera que las demás. Asignar tu cuidado a cualquiera de ellos sería complicado ya que muchos se embarcan en misiones muy peligrosas y largas. Hay pocos que se queden por aquí más de un día o dos. Debido a eso tu nuevo guardián será Sebastian. Él te entrenará como considere necesario para la prueba.
- ¿No hay otra forma? - pregunté algo molesta.
- Querías entrar a la Guardia. Este es tu resultado y él será tu líder. Acostúmbrate. Si no te gusta puedes echarte atrás.
Suspiré y negué con la cabeza.
- Los símbolos desaparecerán pronto. Sebastian vendrá ahora a supervisarte y te pondrán de nuevo la runa de custodia. Debido a eso tu habitación seguirá siendo la misma que hasta ahora. Sin embargo, deberás recibir el mismo trato que los demás reclutas.
Asentí. Sebastian llegó en ese momento.
- Vaya, parece que la princesita está ahora bajo mi mando - se burló.
No llevaba la capa y se había desabrochado ligeramente la chaqueta del uniforme. Al sentarse pude fijarme algo mejor en el tatuaje del cuello. Parecían casi como ramas de un árbol pero al darse cuenta se colocó de manera que no las viera. Mi atención se desvió entonces a Roy quien en mi primer día aquí me había hecho la runa de custodia. Nate se acercó y Roy le quitó la runa. Después se acercó a mí y también me la borró.
- Ahora sería un buen momento para escapar - me dijo Sebastian -. La primera vez fue muy divertido atraparte.
- La primera vez tenía una razón para querer irme.
- ¿Ahora quieres quedarte?
- No exactamente, pero esta es la forma más segura de salir de aquí y no morir ni en el intento ni ahí fuera.
Roy repitió el mismo proceso que cuando me asignaron a Nate de guardián. Una vez terminó, comprobó mi muñeca. Los porcentajes habían desaparecido.
- Bien, iniciaremos la prueba de resistencia. Kael me ha pedido que use runas de identificación para cierta marca. Necesito ver la marca para que la runa la identifique.
- Está en la espalda.
- En ese caso debo pedirle que se desabroche el vestido.
- Nate, tus servicios ya no son necesarios - dijo Sebastian.
Nate se puso en pie y se despidió de mí con una leve inclinación.
- La dama de compañía. Ayuda con su vestido y después vete a que te asignen otra tarea.
- Desde luego la amabilidad no es tu fuerte - resoplé.
- Ahora eres una recluta en mi guardia. Debes obedecer todas mis órdenes y respetar a tu líder. Ya no estás en posición de hacer tus locuaces comentarios.
Lia me desabrochó el vestido y gracias a que no usaba corsé fue más sencillo dejar un margen de piel para que Roy dibujara runas. Lia se inclinó y me susurró un adiós antes de irse.
- Puede que ahora seas mi líder pero dudo que Kael te acepte una queja por mi comportamiento. No de ti.
Sebastian se colocó frente a mí y sujete el vestido contra el pecho, ya que debido a la apertura de la espalda se me caía.
- Sigues empeñándote en jugar sin posibilidades de ganar.
- Eso aún está por ver.
- Comienzo con la prueba - nos interrumpió Roy.
Me sorprendió su capacidad de ignorarnos o al menos de no hacernos caso. Noté el calor de la pluma al hacer la runa.
- Estás runas tardan una hora en desaparecer. Como no sabemos tú límite no sé cuantas podré hacerte. Tres runas.
Continúo dibujando runas.
- Siete runas. Esta es la media de los hombres. ¿Notas algún efecto?
- No.
- Es mejor avisar cuanto antes. Los que ocultan los efectos acaban muy mal - dijo Sebastian.
- No noto nada - dije levantando la mano para mostrar la runa que me impedí mentir.
Tras otro rato dibujando runas noté una que empezaba a arder.
- Esa quema - me quejé.
- Runa 19. Ha detectado tu marca como una runa legendaria. Solo la había hecho por probar. Jamás he visto una runa legendaria. Muy poca gente es capaz de hacerlas sin que la persona muera en el proceso. Dicen que son muy dolorosas y aún bien hechas pueden provocar la muerte del huésped.
- Al menos ahora sabemos por donde seguir buscando. Dudo que a Cass se le hubiese ocurrido mirar en runas legendarias - añadió Sebastian.
- Debo continuar colocando runas para averiguar tu límite. Pero aprovechare para colocar runas más sencillas y poder hacer más. Quedarán unos 15 o 20 minutos como mucho antes de que empiecen a desaparecer las otras.
Asentí.
- 3 minutos para que se empiecen a borrar. ¿Cuántas vas? - pregunto Sebastian.
Había dejado de contar al llegar a la número 25 poco después de empezar.
- 53.
- !¿53?! - exclamó Sebastian.
- Sigo sin notar nada - dije levantando la palma de la mano de nuevo.
- El máximo registrado es de 57. Kael. Intenta llegar a ese número.
Dibujo 4 runas más.
- Nada - respondí.
- No tiene sentido seguir haciendo más. Es bueno saber el límite cuando es bajo pero con un límite tan alto no creo que lo alcances en ninguna circunstancia - explicó Roy.
- Pondré 57 y añadiré un más - dijo Sebastian escribiendo en una hoja.
- No te veía de esos que hacen el papeleo - me mofé.
- Hay veces que no puedo librarme. Aunque ahora que tengo una secretaria podría encargarte a tí que lo hagas.
- Las runas comienzan a desaparecer. Si no es necesaria mi presencia entonces volveré a mi trabajo - se despidió Roy.
- Bueno, princesa. Solo quedamos tú y yo. Es hora de que te quites ese vestido - dijo con un tono cargado de insinuaciones.
Ante su mirada y su sonrisa lasciva me quedé momentaneamente bloqueada. Me lanzó un uniforme morado y le fusilé con la mirada. Se rió mientras se ponía en pie.
- Voy a entregar esto a Kael y vuelvo a por tí.
- ¿Eso no está un poco lejos?
- Mierda - bufó.
Fui yo la que se rió entonces.
- Trataré de ser rápida - me mofé.
Cuando se fue me terminé de quitar el vestido y me coloqué el uniforme rápidamente. Era un uniforme de aprendiz ya que tenía el símbolo de la Guardia Oscura pero era morado como el de los reclutas. También me fijé en que era un uniforme de mujer. ¿Tendrían algunos o lo habrían hecho especificamente para mí? Terminé de vestirme y me recogí el pelo en una trenza antes de acercarme a Sebastian.
- ¿Lista?
Asentí y le seguí hasta el despacho de Kael.

La Torre de Cristal [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora