EL MAPA

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Nora es un parte aguas en mi vida. Gracias a ella entendí que no porque una chica no se llame Katia Coleman no significa que únicamente voy divertirme con ella, que mis posibilidades son tantas que es imposible contarlas. Que no debía limitarme, que la vida sigue.

Marian se limita a mirarme con cara de incredulidad durante unos segundos mientras se produce un silencio que sólo es interrumpido por el sonido de los grillos y por el lejano aullido de un perro. Ambos encontramos esto relajante, por lo que no hacemos nada al respecto durante un breve momento.

Luego recuerdo que ella me dijo que debía regresar a casa temprano y no quiso decirme por qué.

—¿A qué hora tenías que irte? —pregunto con la esperanza de que diga la hora y algo como un "es que" seguido del motivo.

—A la una como mucho.

Le sonrío mientras niego con la cabeza.

—¿Si sabes qué hora es verdad?

—No —al principio sólo es eso, pero cuando la quedo viendo fijamente mientras reprimo la sonrisa añade—: Por favor dime que no es muy tarde.

Eso no hace más que aumentar la intriga que siento por la prisa que tiene en volver a casa. Aún así no pienso preguntar, seguramente es algo sin importancia, como algún evento de un juego en línea, un archivo que dejó descargando o cosas por ese estilo.

—si lo que quisiste preguntar era si aún hay tiempo para algo más, sí, sí lo hay.

—Bueno, continúa entonces.

—La historia ha terminado por el día de hoy —no entiende lo que quiero decir y la comprendo, a veces ni yo me entiendo—. Pero quiero darte algo, algo que nos ayudará en el desarrollo de esta historia.

—¿Ósea?

Saco un papel doblado de mi chaqueta y se lo muestro. Ella me mira sin entender de que quiero decirle. Se acomoda un mechón de pelo inexistente antes de hablarme.

—Vin, sabes que te aprecio pero, ¿Qué mierda es eso?

—¿De niña nunca jugaste a los piratas?

No se mucho de la infancia de Marian, pero no creo que ella haya hecho ese tipo de cosas; es hija única y tengo entendido que de pequeña no solía juntarse con niños. Analizando mejor eso me doy cuenta de lo absurdo de mi pregunta.

—Eh, mejor olvida eso. Lo que trato de decir es que debes estar familiarizada con el concepto de "búsqueda del tesoro" o cosas por ese estilo ¿No?

—No. —responde tajante—. O bueno, no como tal, pero sí sé de que va el asunto, obviamente.

Me levanto del banco y me acerco a ella mientras desdoblo el papel. Cuando estoy a su lado lo extiendo sobre la mesa revelando un mapa de la ciudad y algunos puntos aledaños, el cual tiene en varios sitios un círculo blanco con el nombre del lugar que representa, así como debajo de él hay un número que indica el orden a seguir.

—Vaya... Es un... Un... ¿mapa?

—El mapa a seguir de esta historia —aclaro mirando hacia el papel extendido, contemplando mi obra maestra—. Ya que dices que mis narraciones son insípidas quiero hacerte sentir curiosidad respecto a lo que ocurrió en ese lugar.

Marian se limita a escucharme, obviamente está sin palabras.

—El plan original era únicamente llevarte a los lugares aquí marcados y contarte su respectiva historia, pero ahora tienes esta especie de guía para la historia.

Intercala la mirada entre mí y el mapa al mismo tiempo que sonríe.

Esa brillante idea se me ocurrió, como ya dije, para hacer más ameno para ella este proyecto, pero también para tener un panorama claro de mi propio trayecto a seguir; para organizar mejor los hechos que quiero contarle. Fue en lo que me entretuve cuando llegué a casa.

MAPA DE UN DESAMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora