Stay with the dog.

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Tenía que controlarme, no era bueno que me sintiera así pero me era cada vez más complicado. Me sentía estúpida e insegura cada vez que me quedaba sola en el departamento y él salía por temas de trabajo. Buscaba distraer mi mente con lo que fuera, música, televisión, cocinar, bailar en medio de la sala subiéndome a los sillones descalza mientras Eliot intentaba morder mis zapatillas.  

A menudo hacia eso, ponía música y el espectáculo empezaba, con ropa ligera y la voz de Demi Lovato llenando cada espacio en la sala, y usando el control remoto de la radio como micrófono me ponía a cantarle a nuestro perro. Era un pequeño pastor alemán de cinco meses de vida de los cuales tres de ellos los ha vivido con nosotros desde que decidimos traerlo de una de las famosas ferias llamadas 'Adopta un cachorro' tenía sus vacunas al día y la desparacitación también, así que cuando lo vimos en uno de los corrales jugueteando con los demás cachorros sabíamos que debía ser él quién fuese nuestra mascota.  

Lo llevamos a nuestro hogar y al momento en que puso sus cuatro caninas patas en la alfombra salió disparado corriendo por todas partes, moviendo la colita y oliendo todo lo que pillaba, incluyendo mis zapatillas y empezó a morderlas.

Esa mañana las había manchado con mermelada que, en un descuido, derramé sobre ellas y las dejé junto a la puerta de la cocina para limpiarlas más tardes.   Así que tomé al perrito en mis brazos y lo regañé por morderlas, el me lamió la cara provocándome cosquillas. Con un dedo toqué su nariz húmeda y pareció quedarse quieto, volví a repetir el gesto pero dejé mi dedo quieto, entonces él, con su pequeña nariz me tocó.  

- Como el marciano ese, E.T. -Le escuché decir a Zayn a mi lado- quizás así deberíamos llamarlo.  

- ¿E.T.? -Dudé acariciando su suave pelaje- no creo que le guste.  

- Eliot -murmuró, dirijo mi vista hasta su rostro, Zayn lo observaba atento- ¿te gusta, Eliot? -Mi novio imitó mi gesto con el dedo y nuestro peludo amiguito lamió la mano de Zayn, supusimos que eso respondía a su pregunta.  

- Eliot -repetí dejándolo en el suelo y volvió a correr por todas partes.  

- Ojalá no cause muchos problemas -comentó al tiempo en que sus brazos me rodeaban, sus labios se posaron sobre los míos por unos segundos- Te quiero mucho, Sol.  

- Podré manejarlo -debía hacerlo, sería mi compañía los días en que Zayn no estuviera conmigo así que debía ocupar el tiempo en cuidarlo y si podía, enseñarle algún truquillo. Me aferré a torso e inhalé su aroma- te quiero mas, tontito.  

El primer mes con el nuevo miembro de nuestra pequeña familia fue divertido, no podíamos dejar nada al alcance de Eliot porque si lo agarraba lo destrozaba, así que a eso me dediqué, tenía que hacerle entender que morder nuestras cosas estaba mal pero lo regañaba y su carita de cachorro bueno me enternecía y terminaba premiándolo con comida.  

El segundo mes intentamos controlar sus horarios de comida, el veterinario dijo que sólo debía comer tres veces al día, igual que una persona y no llenar su plato cada vez que este estaba vacío, ese fue trabajo de Zayn, enseñarle a calmar su ansiedad por mascar algo e inteligentemente le compró un hueso de hule y así entretenía los colmillos hasta sus respectivas horas de comida.  

Al tercer mes,  Eliot ya no debía controlar nada, estaba unos centímetros más grande pero así más tranquilo como se caracteriza en su raza. Me hacía compañía sobre la cama cuando veía películas, estaba en la cocina atento a cualquier trozo de comida que cayera al piso o me acompañaba a pasear por las calles. Este mes me ha acompañado más que nadie, más que el mismo Zayn incluso. Y lo extrañaba cuando por semana completas no lo veía. Miraba a Eliot tratando de buscar no sentirme mal pero sus ojitos me reflejaban lo triste de mi rostro.  

Stay with the dog.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora