🎖Las aventuras de un kwami llamado Plagg (vol.2) #ConcursoMiraculousLRDG

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Esta historia participa en #ConcursoMiraculousLRDG organizado por @KalpanaRSaotome.
Jueces: @KalpanaRSaotome, @MagicMikPil, @Jeni_Morita, @CristalHeart28 y @PaolaRangel439.
Géneros (#2/#11): ciencia ficción y general.
Número de palabras: 2200

Se lo dedico a @Annie_Schade, @SrtaPottrHerondale y @unicorniosalpoder21 (mi TeamDrixi85) por apoyarme desde el principio en esta locura 😆

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Plagg, el destructor.

Hace mucho, mucho tiempo... en plena era del Cretácico, cuando en la faz del planeta Tierra todavía reinaban los poderosos e imponentes dinosaurios...

Dos extrañas criaturas se encontraban cómodamente sentadas en lo alto de la copa de un árbol observando atentamente la diversa fauna que se vislumbraba ante ellos. Eran muy diferentes a cualquier especie que habitara en el planeta. Tenían un tamaño verdaderamente pequeño, una inteligencia muy superior a la de cualquier ser vivo, la capacidad de hablar y cada uno poseía un misterioso poder oculto. Sus nombres: Tikki y Plagg.

Se hacían llamar a sí mismos kwamis y desde que habían "despertado" (como a ellos les gustaba llamarlo) en medio de la nada habían pasado mucho tiempo vagando por el universo infinito en busca de un lugar donde poder vivir. Sin embargo, la suerte nunca pareció estar de su lado.

A lo largo de su viaje por el cosmos se toparon con muchos planetas de diversa índole pero ninguno cumplía con sus expectativas. O eran demasiado cálidos, o demasiado fríos, o desérticos, o contenían gran cantidad de gases tóxicos en su superficie... En fin, una interminable lista de inconvenientes que no impedían a los kwamis vivir en ellos en caso de extrema necesidad (dado que eran seres inmortales y estas adversidades no les afectaba en lo más mínimo) pero sí convertiría su estancia en dicho planeta en un infierno y un estrés. Por eso, encontrar el planeta perfecto se convirtió en un verdadero quebradero de cabeza y pasó a ser, prácticamente, una misión imposible.

Frustrados y a punto de abandonar toda esperanza, descubrieron un planeta en el que parecía albergar vida. Mirándose el uno al otro emocionados y tomándose fuertemente de las patas en un intento de animar y buscar el apoyo del contrario, fueron hacia allí sin más demora.

Atravesaron lo que asemejaba una capa protectora que rodeaba al planeta, invisible a simple vista pero más que evidente al entrar en contacto con ella; pues provocó el chillido atemorizado de Plagg al ver como su cola ardía en el instante en el que la atravesaron. No obstante, a pesar de ese "pequeño" incidente, lo que vieron a continuación les dejó anonadados.

Los grandes océanos, las abruptas montañas, las vastas llanuras, las vaporosas nubes, la gran diversidad de plantas y, sobretodo, la impresionante fauna tanto marina como terrestre que habitaba en el lugar era asombroso, un auténtico paraíso. Era lo que llevaban ansiando encontrar desde hacia tanto tiempo y no dudaron ni un segundo en tomar la decisión de quedarse indefinidamente en aquel planeta junto a las demás especies. Y así había sido desde el día que llegaron, hacia ya unos 6.080.318 años para ser exactos.

Tikki se alzó súbitamente y salió volando con una sonrisa en sus labios. Se dirigió hacia un nido cercano de un tipo extraño de criaturas voladoras, un par de ramas más abajo de dónde se encontraban. Eran una especie de reptiles que poseían amplios picos, una cresta craneal que se proyectaba hacia arriba y atrás del cráneo, unas alas de gran envergadura cuyas membranas se unían a su cuerpo a la altura de las caderas y una cola relativamente corta pero esencial para mantener el equilibrio durante el vuelo.

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