Capítulo 21

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La noche fue horrible, de hecho, fue una de las peores. Mis pensamientos eran confusos y trataba de ordenarlos pero eran tantos. Yo no podía creer lo que Henry me decía, pero tampoco puedo decirle que él era un peligro para mi cuando fue el quien me ayudó en todo. Soy una mala agradecida por pensar así de él, pero él no tiene porqué decir lo que dijo de mi padre.

Pero si Henry dice la verdad... ¿por eso ahora está muerto? ¿Mi familia está muerta porqué mi padre... hacía tratos con la mafia? Esas preguntas no abandonan mi cabeza y las ansias por saber las respuestas me matan, pero también me llenan de miedo.

Todavía no puedo procesar esta información, de todas las cosas que me esperaba esta no estaba en la lista. Quizás por eso esas camionetas estaban afuera antes de la casa explorar, quizás por eso mi familia está muerta. ¿Cómo obtengo respuesta?

Tengo que arreglar las cosas con Henry, yo no tenía que tratarlo así, yo quería la verdad y el solo me la dijo aunque yo no lo aceptara.

A pesar de lo nuevo y doloroso que es todo esto para mi lo tengo que aceptar. Pero antes de aceptarlo tengo que tener algo claro y que solo Henry me puede decir.

La vergüenza de estar en su departamento después de nuestra discusión hace que me quiera desaparecer. Este fin de semana será uno de los peores.

Me paré decida en la puerta de su habitación, quiero arreglar las cosas o, por lo menos intentar. Mi puño queda suspendido a milímetros de su puerta para después dar unos suaves toque.

— ¿Henry? —no contestó, al parecer no quiere verme. Pero no desistiré.

Necesito hablar con él porque esto no puede seguir así. Me siento horrible por todo, pero el también tiene que entender que esto no es fácil de procesar.

— Quiero... pedirte disculpa por lo de anoche. Pero también debes de entender que fue algo que yo no me esperaba y que fue duro para mi... yo...

— ¿Con quién hablas? —la voz de Henry a mis espaldas me asustó, tanto que tuve que tapar mi boca para que no saliera un grito.

¿Estuve hablando con la puerta? Esto parece un castigo.

Me volteé lentamente sintiendo como la timidez teñía mi rostro. Su mirada cae sobre mi como un bloque de hielo, duro y frío. Esta es la primera vez que lo veo así y yo tengo la culpa por decir cosas que no son.

No le diré que pensé que él estaba ahí.

— Yo... quiero hablar contigo sobre lo... de anoche —dije acercándome un poco a él, pero sentí un nudo en mi estómago cuando retrocedió.

Ahora entiendo que se siente. El dolor me recorrió el cuerpo completamente por su rechazo y tuve que pestañear varias veces porque las lagrimas amenazaban con salir y no quiero.

No quiero ser una llorona delante de él, siento que no puedo hablar por el nudo que siento en mi garganta.

— Soy peligroso para ti ¿no? —mis hombros cayeron y sentí como si me hubieran clavado cientos de espinas en mi corazón.

Me equivoqué, lo admito y me arrepiento. Se me cae la cara y no tengo el valor para sostener su mirada pero cuando pasó por mi lado lo agarré por el brazo como si fuera un instinto.

— Me equivoqué, lo admito. Pero tienes que entenderme, es de mi padre de quien estás hablando... y... esto es difícil de dirigir —una lágrima bajó por mi mejilla, todavía no puedo creerlo.

— Vale, pero no llores porque no lo soporto — pasó sus pulgares por mis mejilla y luego me atrajo hacia él.

Respiré su rico olor, embriagándome y haciendo que mis brazos se envolvieran en su cintura mientras que los de él rodearon mis hombros quedando mas unidos.

Sentir su cuerpo así de cerca me hace tener paz, por eso, no quiero separarme de él y escondo más mi cabeza en su clavícula.

Cuando nos separamos logré mirarlo a esos hermosos ojos que hacen que me pierda.

— ¿Quién es ese narco? ¿Cuales son esos tratos que hacía con... mi padre? — puso un dedo sobre mis labios callando así mis preguntas.

La necesidad de saber me carcome por dentro, pero también me aterra de solo pensar en las respuestas y no me importa porque esta es la realidad. Una realidad dura.

— Es un narco del cual no sabemos nada, no hay rastros pero sabemos que es peligroso y no sé de que se trataban sus negocios pero encontramos millones en una cuenta fuera del país y... —no lo digas, por favor no digas lo que estoy pensando—. Está al nombre de tu padre.

En El Olvido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora