Juguemos minino.

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Tú endulzas mi canción
Le das un buen sabor, a cada situación
Siempre tú

Cantaba mientras prendía la estufa para calentar el agua, mis pensamientos volaban al chico para el que preparaba chocolate. Ese muchacho robaba mis suspiros y coleccionaba mis sonrisas, sinceramente no podía borrar la sonrisa boba de mi rostro.

¿Quién podría ser mejor?
Contigo sale el sol
Sazonas mi interior, siempre

La letra era muy acertada en lo que concierne a mis sentimientos; no había nadie mejor para mí de eso estaba muy segura, cada vez que veía sus ojos esmeralda me perdía en un mar de sensaciones que me volvían loca, su cabello rubio me recordaba el sol brillando sobre mis ojos cada vez que saltaba por los tejados de Paris, cuando estaba con el mi interior se sentía dulce y cálido era una sensación indescriptible.

Mezclaba el cacao en polvo y la mantequilla buscando conseguir esa textura cremosa al mismo tiempo que giraba y bailaba suavemente en la cocina.

Se derrite el corazón
Tan sólo con una mirada
Son tus besos, es tu voz que tienen mi alma enajenada

Detuve mi baile para agregar la mezcla en el agua hervida para que una vez caliente lo vaciara en un tazón. Después incorporé la mezcla de azúcar a la mezcla caliente de cacao y después agregue leche.

Tikki flotaba cerca de la mezcla oliendo el fuerte aroma del cacao que se suavizaba con la leche y el azúcar, su expresión de gusto y a la vez un poco de glotonería me provocaba risa y me inspiraba ternura, sin duda mi vida se había vuelto más impredecible desde que aquella criaturita roja había aparecido en mi vida de adolescente, de hecho, si me detenía a pensarlo su llegada había traído consigo a aquel muchacho a mi vida; el que lograba derretir mi corazón solo con una mirada o sonrisa (aunque realmente eso no era tan difícil).

Fantaseaba con sentir sus labios sobre los míos de seguro tenían un dulce sabor. Siempre supe que cuando encontrara a la persona indicada para mí le entregaría mi corazón y mi alma.

Nuestro amor sabe a chocolate
Un corazón de bombón que late
Nuestro amor sabe a chocolate
Oh oh oh oh oh

¿Realmente el amor sabe a chocolate?, no lo sé, solo sé que es muy dulce y maravilloso.

Después de colocar el chocolate los moldes y dejarlo en el refrigerador tan solo faltaba esperar a que terminara de endurecer. Lo siguiente era la carta, una carta llena de sentimientos inconfesables frente a frente. Mientras las palabras fluían del bolígrafo en mis manos al papel comenzaba a desconectarme del mundo para concentrarme en todo lo que tenía por decirle.

Cuando termine me asegure de firmar la tarjeta, no cometería el mismo error de la última vez, jamás.

Todo estaba listo y los nervios me asaltaban a cada segundo que faltaba para la noche, caminaba de un lado a otro en mi habitación mientras los minutos pasaban en el reloj; el tiempo avanzaba muy lento y eso me desesperaba y al mismo tiempo me aliviaba. Faltaba poco más de 30 minutos cuando termine de arreglarme y finalmente la hora acordada llegó. Tome la bolsa de regalo en donde había puesto el chocolate y la carta, baje a la panadería para poder salir.

***

Caminaba en silencio por las calles de París, el único ruido existente era el de mis pasos avanzando lentamente en la oscuridad de la noche. Había comenzado a caer una leve llovizna sobre todo Paris, cuando la luz de las farolas se reflejaba en las finas gotas estas parecían resplandecer igual que un montón de estrellas fugaces otorgando un toque mágico a la ciudad del amor.

Jouons au MinouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora